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CRIMEN Y SEGURIDAD

50 años de cárcel a estudiante descuartizador de Tlatelolco

Fue condenado Javier Méndez Ovalle por asesinar y descuartizar a la joven de 17 años, Sandra Camacho, en un departamento en Tlatelolco, Ciudad de México, el 28 de junio de 2013. La condena del estudiante Javier Méndez es de 50 años de prisión y 450 mil pesos en multa para la familia de la víctima.

Se informó el día 29 de mayo de 2017 que Fernando Guerrero Zárate, el titular del Juzgado Séptimo Final, dictó formal sentencia por un delito de homicidio calificado contra Javier Méndez Ovalle, ex alumno del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Hace cuatro años, el ex alumno del Instituto Politécnico Nacional le provocó a la víctima un traumatismo craneoencefálico, la asfixió y prosiguió con un cuchillo de cocina a cortar sus extremidades. Posteriormente utilizó bolsas de plástico donde metió partes de la víctima para repartir su cuerpo en botes de basura en distintas ubicaciones y en una jardinera de la Unidad Habitacional de Tlatelolco.

La investigación de este crimen establece los jóvenes se conocieron por medio de Facebook y que un día antes del homicidio, se conocieron personalmente por primera vez en la estación del metro Valle Gómez. Ese día fueron a Plaza Universidad a pasear y a ver una película en el cine. Después de esto fueron al departamento de Javier Méndez Ovalle en el edificio Juárez. Javier en ese momento tenía 19 años y era estudiante del CECyT 9 y era ganador de la medalla de oro en las olimpiadas de física 2011.

Se planteó en la investigación del crimen que Javier Méndez Ovalle atacó a la joven Sandra Camacho en una reacción de enojo y frustración después de que la joven no le creyera que él iba a irse al extranjero gracias a una beca que había ganado por sus logros académicos.

Las autoridades fueron capaces de encontrar al Javier Méndez Ovalle gracias a la dirección IP de la computadora que permitió dar con el domicilio del asesino. Sin embargo, al llegar a la ubicación el ex alumno ya no vivía ahí, por lo que se activaron protocolos para su captura. Videos del metro y una confesión de Méndez Ovalle fueron lo que permitieron su condena después de ser capturado. Méndez Ovalle era mesero en una cafetería y usaba el falso nombre de José Carlos Méndez.

Este crimen provocó indignación en sectores de la sociedad, especialmente entre grupos feministas debido a los perfiles del asesino y la víctima y por el nivel de violencia al que fue sometida Sandra Camacho.