Inicio  /  Especiales

¿Puede haber democracia sin partidos?, ¿existen algo más allá del voto?

En 2018 tendremos elecciones, esa es nuestra democracia, no es perfecta, pero ¿es funcional?, ¿hay más opciones?, ¿puede haber democracia sin partidos políticos?

Experiencias de democracia alternativa en un México Escéptico

La democracia en México es imperfecta, pero es lo único que tenemos, ¿cierto? Debemos tener un presidente, un gobernador y un presidente municipal; y todos ellos tendrían que salir de un proceso de elecciones organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE). Podemos elegir entre varias opciones, por supuesto, aunque los candidatos son elegidos previamente por los partidos políticos. Es decir, podemos elegir, pero sólo entre una lista de políticos del PRI, PAN, PRD, MORENA, etc.

Claro, hay candidatos independientes, y en teoría cualquiera de nosotros podríamos acceder a la posibilidad de ser uno de ellos. No obstante, en realidad sólo algunos pueden, pues para llegar a ese puesto hay que contar con una plataforma política preestablecida. El resultado es que otros políticos son los que ocupan esos espacios casi siempre; son políticos independientes, se supone, pero políticos al fin.

Eso es lo que tenemos y no más.

Siempre podemos no ir a votar, e incluso podemos anular intencionalmente el voto; pero ninguna de estas acciones detendrá el hecho de que el INE seguirá organizando costosas elecciones y que los partidos seguirán eligiendo candidatos. Esta es nuestra democracia, no es perfecta, pero, esa no es la verdadera pregunta, lo que nos deberíamos estar preguntando es: ¿es esto, por lo menos, funcional?

Lee también: 

Todas las dudas que podrías tener sobre las elecciones del 2018

Nuestra frágil democracia

La Secretaría de Gobernación ha sido la responsable de levantar la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP) desde el 2001. Desde entonces, se han realizado cinco ediciones, tres en el gobierno de Fox y dos en el de Calderón. De 2012 a la fecha, es decir, en lo que corresponde al sexenio de Enrique Peña Nieto no se ha realizado ninguna. De manera que los resultados no incluyen el regreso del PRI. Aun así, los resultados de 2012 son bastante reveladores para entender el estado de nuestra democracia según la visión de los ciudadanos.

En aquellos años, sólo seis de cada diez mexicanos creían que la democracia era la mejor forma de gobierno. De los cuatro restantes, dos preferirían el autoritarismo, y a dos más no les parece una cuestión importante. Por otro lado, un tercio de los encuestados creía que los partidos políticos eran poco o nada necesarios; pero, lo que es más notable aún, el 80% estaba convencido de que el ejercicio del voto es el único mecanismo con el que cuenta para decir si el gobierno hace bien o mal las cosas.

El asunto se volvió más grave cuando en 2016 Andrés Sepúlveda contó que él personalmente ayudó con tácticas sucias a que Peña Nieto llegara a la presidencia. Según declaró a Bloomberg:

“Mi trabajo era hacer acciones de guerra sucia y operaciones psicológicas, propaganda negra, rumores, en fin, toda la parte oscura de la política que nadie sabe que existe pero que todos ven”.

Según él, estas acciones iban desde manipular las redes sociales, hasta intervenir las comunicaciones de los candidatos que se le oponían. Las elecciones alrededor del mundo son proclives a ser manipuladas mucho antes del conteo de votos. Otro ejemplo muy actual es el del presidente estadounidense Donald Trump, cuya campaña, se sospecha, fue intervenida y apoyada por agentes del gobierno ruso. El 80% de mexicanos todavía creían que las elecciones eran la manera de expresar su desacuerdo o su acuerdo con el gobierno, ¿pero de qué sirve si todo el proceso puede ser hackeado?

Vladimir Putin, presidente de Rusia y su par de Estados Unidos, Donald Trump. Reuters

El caso de los candidatos independientes también muestra lo fácil que puede ser manipular las elecciones. Aunque en teoría, cualquiera de nosotros podría llegar a ser candidato independiente, lo cierto es que el espacio ganado para los “independientes” también es proclive a favorecer a los que ya cuentan con una estructura política parecida a la de los partidos o simplemente poseen mucho dinero.

Según un artículo de la revista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM):

“Las elecciones no pueden resolver el problema de gobiernos corruptos o ineficientes. No por ser electo limpiamente y por mayoría un gobernante es capaz de ejercer el poder adecuada, ética y eficazmente, etc. Más que una vía para seleccionar buenos gobernantes, los comicios son un mecanismo para remover gobiernos deficientes”.

Así que la utilidad del voto nos reside en darnos la posibilidad de remover malos gobiernos, y en ese sentido, no podemos decir que sea inútil. Pero para lo que no nos sirve, es para tener buenos gobernantes. La ENCUP nos muestra que se percibe a las elecciones como una manera demasiado imperfecta de democracia, con la que podemos corregir errores, pero no podemos garantizar un buen ejercicio de gobierno. Por sí solo, el voto no es suficiente para garantizar el país que queremos.

Si uno de nuestros únicos mecanismos para influir democráticamente en el gobierno es tan falible, ¿entonces qué nos queda? ¿La única forma que puede adoptar la democracia es el voto?, y si este falla, ¿entonces toda la democracia falla irremediablemente?, ¿no tenemos otra salida?

(Notimex, archivo)

Expresiones de libertad: una democracia sin partidos

Hasta donde todos nosotros podemos recordar, siempre ha habido elecciones, siempre ha habido partidos. Y si siempre hemos vivido así, entonces probablemente las cosas nunca van a cambiar, ¿cierto? Pero la asociación entre democracia y partidos en nuestro país no es indisoluble. Al menos desde el año 2000, hemos naturalizado el hecho de que la alternancia en el gobierno sólo se puede dar entre un número limitado de opciones, podemos votar por otro político, pero sólo podemos elegir entre un número limitado de opciones. Pero ¿Y si esa no fuera la única manera?

En 2014, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) reconoció la facultad del municipio indígena de Cherán, Michoacán, de regirse por usos y costumbres. Desde entonces, en Cherán no gobiernan los partidos políticos, sino personas elegidas directamente por la comunidad. Aunque en su momento la experiencia de Cherán causó un enorme impacto a nivel internacional, parecía que la cuestión de autonomía de gobierno se quedaría ahí. Pero no es así.

Al menos en tres municipios del estado de Chiapas –Chilón, Sitalá y Oxchuc – se está llevando una solicitud formal en términos del artículo 8 constitucional, referido a una petición a una autoridad competente que dé respuesta al deseo de la comunidad para realizar elecciones por el mecanismo de usos y costumbres. En otras palabras, están llevando a cabo un proceso para que el voto, como lo conocemos, no se lleve a cabo, sino una forma alternativa de democracia que no dependa de los partidos políticos.

Lee También: 

La fogata de los guardabosques: estos son los mexicanos que protegen los bosques

Seamos claros. Estos tres municipios, lo mismo que Cherán, no están planteando separarse del estado mexicano. Su deseo no es formar otro país dentro de México, ni enfrentarse al gobierno. Simple y sencillamente, están solicitando, por las vías institucionales, que se les permita tener la democracia que sueñan. No se trata solamente de echar a las partidos políticos, sino de ensayar una forma real de elección de gobernantes que no dependa de ellos.

Esta es una vía para practicar un democracia alternativa que puede ponerse en práctica, que no es ilusoria y que puede quitar de las manos de los partidos el futuro de la democracia. Sin embargo, como la experiencia de Cherán nos ha mostrado, no se puede quitar a los partidos políticos y no poner nada en su lugar. El compromiso que asumen estos municipios va más allá de una forma diferente de ejercer el voto. Si realmente quieren construir una alternativa al sistema partidista, necesitan un compromiso ciudadano real y constante. Es decir, no basta con organizarse para lograr una elección por usos y costumbres, se requiere asumir la participación ciudadana como una forma de vida, y eso implica riesgos.

Violencia en municipios que buscan elecciones alternativas

El pasado 24 de enero un grupo armado presuntamente simpatizante de María Gloria Sánchez, ex alcaldesa del municipio de Oxchuc, disparó contra miembros del Movimiento de Resistencia Civil de esa comunidad, el saldo fue de al menos tres muertos y 17 heridos. Entre ellos se encuentra Gabriel Méndez López, abogado que ha defendido públicamente el derecho de este pueblo a buscar una elección por usos y costumbres. La ex alcaldesa del PVEM fue expulsada de la comunidad hace más de un año, y desde entonces se han registrado numerosos actos de violencia en el municipio. Todo esto coincide con la búsqueda de una alternativa democrática en el municipio.

En el Municipio de Oxchuc, se realiza la procesion de Santo Tomas Apostol Patrono del Pueblo, en donde la imagen del Santo es sacado de la iglesia para realizar el recorrido de los puntos cardinales (Sur, Norte, Este y Oeste). Wikimedia Commons

En otro de los municipios que trabaja en ese sentido, Chilón, la violencia también ha estado presente. Desde el 2015, militantes del PRI y del PVEM se han enfrentado en la zona por un conflicto poselectoral, lo que ha derivado en numeroso actos de violencia. El más reciente fue registrado el 29 de enero, cuando dos indígenas tzeltales fueron encontrados muertos, uno de ellos, calcinado.

Políticamente hablando, estos territorios han padecido una violencia directa derivada de los partidos políticos. Las disputas por la gubernatura han dejado muertos y una estela de daños que lastiman a sus habitantes. No es raro, pues, que busquen una alternativa a la democracia que tanto daño les ha hecho. Las deficiencias del sistema partidista la han vivido en carne propia, así se entiende la organización que impulsan. Pero, ¿son acaso los únicos?

Nuestra autonomía

Desde noviembre de 2016, numerosos indígenas de Chiapas peregrinaron por 11 municipios del estado para clamar por su autonomía y el derecho que tienen a decidir el tipo de democracia que desean. Se contó entonces con gente de Oxchuc, Chilón y Sitalá, los municipios arriba mencionados; y también de los territorios de Candelaria, Huixtán, Tumbalá, Cancúc, Tenejapa, Ocosingo, Altamirano, Yajalón y Salto del Agua. En aquella peregrinación, se recogieron las siguientes palabras:

“Los partidos políticos son una gran enfermedad que contagia a muchas personas y que atrae a sus víctimas para que se contagien. Hemos visto cómo las personas se transforman al tener poder y dinero. Los partidos políticos se han convertido en una especie de ídolo, de los que habla la Biblia en el libro del Éxodo, en el capítulo 32, es un ídolo de metal que los hombres hemos fabricado pero que también podemos dejar de adorar”.

Estas palabras resuenan en el contexto electoral que vivimos, y toman especial relieve cuando reflexionamos sobre el voto y su capacidad de permitirnos tener la democracia que queremos. En la reflexión de estos pueblos, la búsqueda de la democracia no se puede quedar en el voto como medio de denunciar malos gobiernos. Si todos aceptamos que esta herramienta no es suficiente para que tengamos un buen gobierno, ¿entonces qué otras alternativas podemos generar?

El carácter alternativo de la democracia que se busca en Oxchuc, Chilón y Sitalá no es viable para todos; depende de su carácter de pueblo indígena. Sin embargo, no por eso dejan de mostrar que existen vías, que hay caminos alternativos. Como vimos, estas vías implican un compromiso ciudadano que no se puede quedar en la participación de un día cada tres o seis años. El sistema partidista no es eterno, ni estamos condenados a seguirlo siempre; pero si queremos dejarlo atrás, es imperativo poner a una ciudadanía corresponsable en su lugar.

Más especiales