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Él es Steve Bannon, el peligroso hombre que estaba detrás de Trump

Hace dos años, Bloomberg calificó a Stephen Bannon como “el operativo político más peligroso de América”. Hoy, ese mismo hombre es el segundo al mando del país más poderoso del mundo. ¿Cómo llegó a suceder esto?

Hace dos años, Bloomberg calificó a Stephen Bannon como “el operativo político más peligroso de América”. Y hasta hoy, fue uno de los hombres que más influían en el despacho del presidente de Estados Unidos: Donald Trump.

Según The New York Times, hay varias versiones sobre su renuncia, mientras que algunos aseguran que fue decisión de Trump, una fuente cercana a Bannon asegura que fue él mismo quien decidió alejar su polémica figura del presidente Trump y la pospuso después de los eventos de Charlottesville en el que se enfrentaron neonazis y supremacistas blancos con protestantes anti racismo (se sabe que Bannon tiene afinidad con los “nacionalistas blancos”).

¿Cómo llegó a ser tan influyente?

¿Cómo pudo llegar a la Casa Blanca un hombre acusado de acoso y violencia contra colegas y esposas? ¿Un hombre que se proclamó como la voz de los supremacistas blancos? ¿Un hombre que se ha dicho dispuesto a destruir todo el gobierno?

El consejero más poderoso del mundo

Las respuestas a todas estas preguntas siempre regresan a las dos palabras más mencionadas en la prensa desde hace un año: Donald Trump. El ahora presidente estadounidense levantó profundas críticas cuando eligió a Bannon como uno de sus principales consejeros. En respuesta a eso, Trump le dio un asiento dentro del Consejo de Seguridad.

El Consejo de Seguridad es, básicamente, la espina dorsal de todas las decisiones que se toman, dentro de la Casa Blanca, en cuestiones de políticas extranjeras y seguridad nacional. Su función es la de asesorar al presidente de la mejor forma posible y asegurarse que las difíciles decisiones que ahí se toman se implementen de manera consecuente.

Antes de Bannon, en los setenta años de esta institución, sólo hubo un asesor político externo sentado en el Consejo de Seguridad. Porque no cualquiera puede entrar a esta sala de decisiones en la que se gesta buena parte del futuro del mundo.

El Consejo de Seguridad de Obama (AP Photo/Jacquelyn Martin)

Trump no nada más acaba de sentar a Bannon en el consejo más poderoso del mundo, sino que eliminó los asientos permanentes del dirigente del Estado Mayor (Joint Chief of Staff) y al director de inteligencia nacional. Esto quiere decir que los asesores con más experiencia en seguridad nacional y política exterior serán sólo requeridos al Consejo de Seguridad cuando se estime necesario.

En vez de los hombres que podrían dar consejo experimentado a un presidente sin ningún tipo de experiencia, Bannon estará sentado, permanentemente, al lado de Trump. Esto hace de este hombre el consejero más poderoso del mundo. Y se trata de un hombre acusado de violencia contra las mujeres, antisemitismo, islamofobia, racismo y de una postura claramente antisistema.

El joven inversor estrella

Stephen Kevin Bannon nació en una familia de escasos recursos en Virginia. Sus padres eran demócratas, seguidores de Kennedy, trabajadores incansables, clase obrera típicamente americana de católicos irlandeses. Su hijo se enlistó siete años en la marina americana a bordo de un portaaviones en el Golfo Pérsico.

Bannon regresó de su servicio en las fuerzas militares para servir en un trabajo demandante en el pentágono como asistente de un oficial de alto rango. Acabó sus estudios mientras mantenía un trabajo de 12 horas al día. Poco tiempo después entró a la escuela de administración de negocios de Harvard. Esto muestra que, se diga lo que se diga de Bannon, es un hombre de increíble energía y enfoque.

Steve Bannon en Sundance 2013. En ese momento era productor de cine. (Photo by Danny Moloshok/Invision/AP, File)

El principal asesor de Trump terminó su carrera en Harvard a los 29 años, en medio de un auge de locura ideológica por Ronald Reagan, a quien admiraba profundamente. Y Bannon parecía incansable: quiso entrar inmediatamente a una firma financiera pero por su edad, su procedencia social y su paso por la marina, fue universalmente rechazado.

En un golpe de suerte, con su labia sofisticada, Bannon terminó encantando al hijo de un prominente dirigente de Goldman Sachs en un encuentro fortuito y entró a la firma casi inmediatamente después. Algo que él mismo describió como “una completa cagada (sic), literalmente, pero entré”.

En los años noventa, Bannon y un grupo de colegas de Goldman Sachs vieron la oportunidad de entrar en el negocio de los medios. Fundaron una empresa y se dedicaron a salvar compañías productoras en quiebra. En una de sus más inteligentes compras, Bannon adquirió, después de sólo tres temporadas una parte de las regalías de Seinfeld, una de las Sitcoms más populares de la historia.

Con suficiente dinero para dejar su firma, Bannon inició una breve carrera como productor de cine. Pero, después de los ataques del 11 de septiembre, se dio cuenta que su pasión no era producir películas sino hacerlas. A partir de ahí financió y realizó peculiares documentales de fuerte carga política en alabanza a figuras conservadoras como Ronald Reagan, Sarah Palin (una de las principales caras del Tea Party), Michele Bachmann, Deneen Borelli y Ann Coulter. También realizó un documental atacando movimientos sociales como Occupy Wall Street.

En una de las proyecciones de sus cintas, el millonario conservador Andrew Breitbart quedó fascinado con la carismática figura de Bannon. Lo describió como el Leni Riefenstahl del Tea Party. Consideren ahora, por favor, que Leni Riefenstahl era la talentosa cineasta Nazi detrás de las más monumentales obras de propaganda de Goebbels como El triunfo de la voluntad. Al parecer, la comparación lo dice todo.

Los medios blancos

Breitbart News, el sitio profundamente conservador de Andrew Breitbart le abrió las puertas, calurosamente, a Bannon. Ahí el empresario aprendió el poder de los medios informativos. Breitbart estuvo a punto perder todo apoyo por la publicación de un video altamente editado para desacreditar a una funcionaria pública con acusaciones de racismo contra blancos. Pero regresó a ser la máxima referencia de los conservadores, poco tiempo después, al publicar a través de hackeos oscuros los mensajes sexuales que mandaba el representante de Nueva York Anthony Weiner.

El millonario conservador Andrew Breitbart (AP Photo/Kathy Willens)

Cuando Andrew Breitbart falleció sorpresivamente a los 43 años de un ataque fulminante al corazón, Bannon se convirtió en el CEO de Breitbart News. Y la organización cambió absolutamente su enfoque.

A partir de ese momento, el sitio se convirtió en un refugio digital para supremacistas blancos y conservadores radicales que consideraban a Fox News una plataforma pusilánime. Como Bannon dijo, “Nos llamamos a nosotros mismos ‘El club de la pelea’. No vienes a nosotros para encontrar cosas tiernas y acogedoras. Nos consideramos como un grupo violentamente anti establecimiento, particularmente ‘anti-‘ toda la clase política permanente”.

Un análisis de Twitter mostró que, entre los influencers clave que utilizaban el hashtag de supremacistas blancos #whitegenocide, 5% seguían al National Review, 10% al Daily Caller y 31% a Breitbart News. De aquellos que utilizaban el hashtag islamófobo #counterjihad, 26% siguen a National Review, 37% al Daily Caller y un 62% a Breitbart News. Esto muestra que el sitio, bajo la tutela de Bannon, se ha convertido en el sitio de referencia para los movimientos de supremacistas blancos y los focos de islamofobia en línea.

Así, Breitbart ha publicado encabezados celebrando la bandera confederada, símbolo del sur esclavista en la guerra civil americana; han comparado el control parental con el holocausto; han propuesto que los derechos a los homosexuales han llevado a una “estupidización” de la sociedad; han preguntado si la gente preferiría tener una hija feminista o una hija con cáncer; han propuesto que la solución para el acoso sexual en internet es evitar que las mujeres utilicen los medios digitales y muchas más aseveraciones del mismo tipo.

(AP Photo/Jeff Chiu)

La estrategia Breitbart

Steve Bannon está profundamente convencido de la necesidad de derrocar todo gobierno. No sólo ha declarado a su medio como la voz de la alt-right (el renovado movimiento de supremacistas blancos infame por las exaltaciones nazis de Richard Spencer), sino que se ha descrito como un leninista. Sí, leyeron bien, un leninista. Cuando un reportero de The Daily Beast le preguntó que explicara esta postura, Bannon respondió, “Lenin quería destruir el estado y esa es mi meta también. Quiero tirarlo todo y destruir todo el establecimiento.”

Este tipo de opiniones no son sorprendentes viniendo de un hombre profundamente convencido de las políticas del Tea Party, en particular de la vertiente más libertaria y anti establecimiento. Tampoco es sorprendente, en el mismo sentido, que después de un fugaz apoyo a Ted Cruz, Breitbart haya cambiado su enfoque hacia una postura cada vez más comprometida con Trump durante las primarias y luego las elecciones.

El apoyo a Trump por parte de la plataforma de noticias conservadoras de Bannon no empezó, sin embargo, en las elecciones. Desde hace más de dos años, Breitbart ha fomentado, en la prensa, la llegada de un candidato anti establecimiento. Como bien explica el fabuloso perfil de Bloomberg sobre este peculiar personaje, después del escándalo de Weiner, Bannon aprendió el valor de las noticias reales… y ha sabido implementarlo.

Steve Bannon afuera de la Trump Tower (AP Photo/Kevin Hagen)

La página de Bannon se apoya en el llamado Instituto para la Rendición de Cuentas Gubernamental (Government Accountability Institute o GAI) con sede en Tallahassee. Este instituto privado está encabezado por el estudioso de la guerra fría Peter Schweizer. Junto con Schweizer, Bannon ha desarrollado una ardua veta de periodismo investigativo. Entendiendo, desde el escándalo de Weiner, que la verdad es mucho más potente que la opinión, Breitbart se ha dedicado a buscar, en la deep web, información no indexada que pueda servir para fomentar escándalos.

Con analistas de data increíblemente ambiciosos y contratos para usar computadoras extranjeras para procesar enormes porciones de información, el GAI busca información en los rincones más oscuros de internet. Una vez que encuentran una primicia, un escándalo, cualquier información incendiaria, la narrativa lo hace todo.

Bannon explica, “Tenemos un mantra: los hechos se comparten, las opiniones se descartan”. El jefe editorial de Breitbart dice, “Trabajamos larga y arduamente para construir una narrativa, lo planeamos con meses de anticipación. Esto me importa mucho: no vamos a hacer pública una historia hasta que sea algo tan atractivo que cualquier editor de cualquier publicación se convierta en un idiota si no toma la historia.”

Esa es la fuerza de Breitbart. Se basan en la exposición de hechos reales, es decir, en lo que tradicionalmente nos vemos tentados a llamar “periodismo de fondo”.  Se trata justamente de las investigaciones que tienden a desaparecer en los periódicos serios por cuestiones de economía y tiempo, o al menos es lo que Bannon quiere que pensemos. En efecto, Breitbart puede darnos una lección interesante: narrar historias a modo para conseguir objetivos específicos no necesariamente implica valerse de información falta. Antes bien, narraciones útiles para fines muy particulares pueden estar construidas exclusivamente con fragmentos de verdad. Es el montaje narrativo lo peligroso, un peligro sutil más difícil de denunciar que la mentira simple y llana.

Bannon explica, “la economía moderna de la sala de noticias no puede soportar grandes equipos investigativos. No podrías tener un Watergate, unos Papeles del Pentágono hoy en día porque nadie puede permitirse que uno de sus reporteros pase siete meses investigando una noticia. Nosotros sí podemos.”

Esa fuerza ha servido entonces para moldear la opinión pública durante años. Y detrás del odio a Hillary Clinton, detrás de la decepción por el establecimiento político, detrás de la popularidad creciente de Donald Trump, siempre se ha asomado la insidiosa presencia de Steve Bannon construyendo historias, desde un sótano, en Washington.

(AP Photo/ Evan Vucci)

El romance de Bannon y Trump:

Con más de 21 millones de visitas mensuales, Breitbart se ha especializado en inyectar narrativas potentes en el pensamiento americano. Ellos señalaron la crisis de niños cruzando la frontera que causó escándalo en Estados Unidos y frenó la reforma migratoria de Obama y ellos publicaron Clinton Cash el sumamente popular libro que mostraba las conexiones de los Clinton con importantes fortunas extranjeras.

Este libro, específicamente, sirvió para desacreditar la figura de Hillary Clinton como una mentirosa que se ha enriquecido a costa del pueblo. Discurso que sirvió mucho a la campaña de los dos candidatos anti establecimiento: Bernie Sanders y Donald Trump. Finalmente, fue la enorme impopularidad de Hillary Clinton uno de los factores principales en la sorpresiva victoria del magnate republicano. Y en eso, también, está el genio mediático de Bannon.

Cuando Breitbart dejó de apoyar a Ted Cruz se convirtió rápidamente en lo que el New Yorker llamó el brazo de propaganda masiva de Trump. Se empezaron a leer, entonces, encabezados como “Donald Trump: el candidato para nuestra era” o “20 razones por las que debería ganar Trump en 2016”.

Poco tiempo después, Trump nombró a Bannon el CEO de su campaña política.

Un ex empleado de Breitbart, escribió, en ese momento:

“Las ambiciones de Bannon se extienden más allá de su persona. Le dirá a Trump que está haciendo un excelente trabajo incluso si no lo está haciendo. Así es como Bannon seduce a figuras políticas e inversores -alabándolos por su genio personal y después drenándolos desde adentro. Hay una razón por la cual Sarah Palin pasó de ser una figura política legítima a ser una parodia para convertirse en una seguidora de Trump, siempre con Steve Bannon detrás de ella. Hay una razón por la cual Breitbart pasó de ser una plataforma de noticias dura a una página que babeaba todo lo dicho por Trump. Bannon sale de todo esto sin un rasguño. ¿Qué sigue en su agenda? Si Trump gana, estará en una posición de mucho poder…”

Al parecer, tenía razón.

(AP Photo/Pablo Martinez Monsivais)

El segundo al mando:

Ahora, Steve Bannon es el principal asesor de Donald Trump. Con el perfil que acabamos de establecer pueden darse una idea de qué tipo de persona es. Y Bannon estará detrás de las decisiones del presidente americano en cuanto a política exterior y seguridad nacional. Será él quien decida sobre la expansión del armamento nuclear, sobre las relaciones con Israel, China, Rusia y México, quien sople en el oído del presidente nuevas narrativas paranoicas de muros y prohibiciones contra musulmanes.

Steve Bannon es un hombre cercano a Nigel Farage, el ideólogo del Brexit que fue el primer político en entrevistarse con Trump después de su victoria. Bannon es cercano al movimiento de la alt-right que ha llegado a alabar a Putin por su nacionalismo populista y conservador. Bannon ha sido llamado, simplemente, como una mala persona en un puesto de enorme influencia por miembros de la comunidad judía que se sienten, ahora, seriamente amenazados.

Y, tal vez, lo más escalofriante de todo esto es que Bannon mismo parece absolutamente confiado de su poder. Hace poco declaró, dentro de la Trump Tower, palabras que resuenan poderosamente a los discursos de Trump… pero, si se puede, en un tono aún más violento:

“No soy un nacionalista blanco, soy un nacionalista. Un nacionalista económico. Los globalistas destriparon a la clase obrera americana y crearon la clase media asiática. El problema es que los americanos esperan que ya no se los jodan (sic). Si lo logramos tendremos el 60% del voto blanco, el 40 del voto negro e hispánico y gobernaremos por 50 años. Eso es lo que los demócratas no entendieron. Hablaban con gente en compañías de 9 mil millones de dólares que tienen nueve empleados. Han perdido de vista al mundo real.”

(AP Photo/Jose Luis Magana)

Así, este hombre que quiere gobernar cincuenta años, que se expresa sin tapujos, que se viste con bermudas para nunca lo vean con corbata como funcionario sometido al establecimiento, es ahora, al parecer, el ideólogo en jefe de un jefe de estado volátil y manipulable.

Y, si no creen ahora, después de todo lo que hemos dicho, en el peligro de este hombre, dejemos hablar a Bannon. Porque éste es, finalmente, el hombre detrás de nuestro futuro y sus opiniones parecen salir directamente de una caricatura… o una pesadilla:

“La oscuridad es buena”, señaló Bannon cómodamente postrado dentro de la Trump Tower. “Dick Cheney, Darth Vader, Satanás: eso es poder.”

(AP Photo/LM Otero)

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