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Bolívar 168: el edificio que colapsó y nos mostró la peor cara del empleo en México

El edificio de fachada roja que se encontraba en la colonia Obrera desde 1985 había mostrado debilidades sin embargo autoridades decidieron que podía utilizarse

La tarde del 19 de septiembre de 2017 un sismo sorprendió a una ciudad que conmemoraba el recuerdo de sus muertos por los edificios caídos por el desastre natural de 1985. La alarma llegó tarde e incluso en algunos puntos no se escuchó. Conforme avanzaron los minutos, la señal se recuperaba. Las primeras declaraciones decían que no había pasado nada grave, sin embargo, esto cambió con el transcurrir de los minutos: pronto se escuchó dentro del tráfico y el caos decir que un colegio en el sur había colapsado, también que un edificio en la Roma, una casa en la Condesa, otra más en la Narvarte… En menos de una hora, llegaron los videos y las imágenes de cómo, igual que en 1985, muchos edificios se habían caído: había cambiado para siempre la vida en la Ciudad de México.

Uno de los primeros videos que circularon fue el de un edificio rojo, el de la esquina de Bolívar y Chimalpopoca, pero verlo caer solo sería la primer terrible impresión que le daría a la ciudadanía: 

En menos de once segundos cayó y todo quedó hecho polvo.

Bolívar 168 esquina Chimalpopoca: una terrible historia

El edificio de fachada roja que se encontraba en la colonia Obrera había mostrado debilidades desde 1985, sin embargo, las autoridades decidieron que podía utilizarse y en los 90 fue sede de tres áreas del Registro Federal de Electores, pero fue desalojado por fallas estructurales.

Años después, la Procuraduría Agraria lo usó como oficina y, supuestamente, en esos momentos pasó distintas verificaciones de seguridad. Al final, también fue desalojado por ellos ya que no se sentían con la seguridad suficiente para trabajar ahí.

Google Maps

En el 2004 el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) revisó el edificio e indicó que estaba en condiciones aptas para ser utilizado. Ex-Trabajadores declararon que sentían angustia estando ahí ya que las escaleras y las salidas eran estrechas.

En 2017 pasó lo que parece que se hubiera podido evitar: el edificio colapsó y se convirtió en un cráter que sepultó a 15 personas.

Google Maps/ Bolivar 168

Antes del sismo del 19 de septiembre de 2017, Bolívar 168 era un taller de diseño de ropa, el lugar de una comercializadora de regalos, una importadora de juguetes, una empresa de seguridad para autos y las oficinas de una persona.  

El primer piso lo utilizaba Línea Jóven, una marca de ropa que cambió su nombre a New Fashion. El piso dos estaba ocupado por Regalomex, cuyo representante legar era Miguel Quintanar Silva, aunque la firma era operada por taiwaneses. En el piso tres estaban las oficinas de ABC Toys Company, de Qingquing y el cuarto piso eran oficinas que usaba un importante empresario para la comunidad judía, Jaime Asquenazí, un anciano que falleció en el sismo. Con él se encontraban las oficinas de Dashcam System, empresa de cámaras de seguridad para autos. La planta baja no solo era un estacionamiento también era una bodega para telas.

El dueño del edificio es un secreto a voces, se menciona a un Octavio, a políticos, a empresarios judíos, sin embargo ninguno de estos fantasmas respondió por la pérdida del inmueble.

Condiciones laborales

Según los informes de Ciencias Forenses de la Ciudad de México, Incifo, de la Procuraduría General de Justicia local, PGJ-CDMX y de Locatel, en el edificio perdieron la vida 15 personas: 12 mujeres y tres hombres. Ocho eran mexicanas, cuatro de Taiwán, uno de Taiwán nacionalizado paraguayo, uno de Corea y un israelita de nacionalidad argentina. De las siete personas extranjeras solo dos se encontraban en situación migratoria irregular pero en trámite de residencia permanente.

Las trabajadoras de Línea Jóven, piso 1, tenían salarios diarios registrados ante el IMSS que iban desde 84.99 pesos hasta 313.56 pesos y se encontraban sindicalizadas. Los empleados de Regalomex, piso dos, tenían una situación similar. 

Pero con ABC Toys, del piso tres, la cosa era diferente. Una ex empleada declaró que la empresa retenía los pasaportes y documentos de identidad de sus empleadas taiwaneses para evitar que dejaran el país. Cubrían un horario de 09:00 a 20:00 horas de lunes a viernes, los sábados hasta las 15:00 horas y a veces no descansaban ningún día.  ABC Toys le exigía a sus trabajadoras cumplir un plazo de dos años laborando para ellos o pagar 20 mil pesos para recuperar sus papeles. Algunas empleadas llegaron a México porque en la universidad les prometieron prácticas profesionales en firmas chinas.

Bolívar 168/ Mariana Colmenares

Por otra parte, los que trabajaban en el piso cuatro para Jaime Achequenaze Asquenazí, de 79 años, de origen israelita-argentino, no contaban con IMSS y testigos dicen que ganaban 900 pesos semanales más comisiones.

Dashcam System S.A. de C.V., la otra empresa que se encontraba en el último piso, de origen alemán, se dedicaba a la venta de autopartes, específicamente cámaras de seguridad para vehículos. El director en México era Lin Chia Cin o Pepe Lin de 40 años, de origen taiwanés nacionalizado paraguayo, quien falleció en el lugar. Se descubrió que su situación migratoria en México era irregular, aunque estaba en trámite su residencia permanente. La secretaria y un ingeniero que laboraban en el lugar lograron sobrevivir, aunque solo uno de ellos tiene registro en el IMSS.

Las personas que se encontraban en este edificio no solo ganaban poco y trabajaban en exceso, estaban laborando en un lugar que no tenía las condiciones para poder tener el edificio abierto. Casi todos los que se encontraban ahí eran personas de bajos recursos que tenían la necesidad de encontrar un empleo, aunque fuera en estas condiciones precarias.

Al caer el edificio de manera inmediata la ayuda comenzó a llegar, la gente se organizó, jóvenes, brigadistas, voluntarios llegaron a salvar vidas. La noche del 19 de septiembre de 2017 se hablaba de que en el lugar trabajaban costureras de origen extranjero. La memoria colectiva despertó y recordó lo que sucedió con las costureras del sismo de 1985.

Bolívar 168/Mariana Colmenares

La tragedia de las costureras… (otra vez, como en el 85)

Después del sismo de la mañana del 19 de septiembre de 1985, salió de los escombros la forma en que eran explotadas las costureras de talleres clandestinos del Centro de la Ciudad de México. Muchas murieron atrapadas junto con sus máquinas de coser, los hilos, la pobreza y la injusticia. La experiencia sirvió para que las sobrevivientes formaran dos sindicatos en los que pedían condiciones dignas de trabajo, sin embargo, con el paso del tiempo se fueron olvidando ellas y su lucha.

A horas de lo ocurrido el 19 de septiembre del 2017, en Chimalpopoca, se creía que había una fábrica clandestina donde las costureras quedaron sepultadas, que la historia se repetía y la indignación creció. Sin embargo, con el paso de las horas y de los día,  se aclaró lo que había en el edificio pero la comparación sigue existiendo. Una vez más, un sismo sacó de los escombros las historias de pobreza, olvido y marginación. Las condiciones con que laboran las personas y las nuevas formas de esclavitud.

Trabajadores afirman que había más obreras de las que se reportaban trabajando ese día, que los cuerpos que se entregaron son mayores a las cifras que se se han manejado.

Después del sismo del 85 se esperaban los informes de las autoridades explicando las condiciones de seguridad en las que trabajaban las costureras, cómo operaban los inmuebles, cuántas personas había en ellos, cuántas murieron, ¿tenían seguro de vida?, ¿eran explotadas? 32 años después las dudas y la espera regresan.

Bolívar 168/ Mariana Colmenares

Lo que pasó durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 se ha sumado así a las anécdotas de las viejas generaciones de mexicanos sobre el 85. Y todavía nos preguntamos qué haremos si otro sismo nos toma por sorpresa en la calle, en el trabajo, en el cine, en el baño y en cualquier rincón de la ciudad.

Mientras que el sismo de 1985 nos mostró las terribles condiciones de trabajo de un sector del país, el de 2017 nos recordó que no se ha avanzado mucho en la manera de garantizar un empleo digno en México. 

 

Por: Mariana Colmenares 

Ilustración de portada: @esepe1

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