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Imágenes e historias de dolor y esperanza del sismo 7s de 2017

El 7 de septiembre de 2017 Chiapas y Oaxaca sufrieron los estragos de un sismo terrible. Aquí están las imágenes e historias que dejó.

El 7 de septiembre de 2017, México sufrió el peor terremoto en 100 años. En Chiapas y Oaxaca (entidades cercanas al epicentro) la destrucción fue enorme y hubo millones de mexicanos que sufrieron y sufren los daños del terremoto. 

Con decenas de muertos, miles de casas destruidas, cientos de escuelas dañadas y miles de damnificados, nuestros hermanos del sur recibieron uno de los grandes golpes que azotaron a nuestro país en 2017. Y para conocer el lado humano (y no sólo las cifras) aquí te ponemos algunas de las historias de dolor y esperanza que dejó este terremoto:

La bandera de la esperanza

El 7 de septiembre en la noche (11:49 pm) un sismo de magnitud 8.2 tuvo como epicentro el golfo de Tehuantepec y se sintió desde Jalisco y Colima hasta Chiapas (incluso se sintió en Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice y hubo una alerta de tsunami).

La tragedia fue tan grande, que el 7 de septiembre se declaró día de luto nacional y el 8 de septiembre el entonces presidente, Enrique Peña Nieto, declaró Estado de Emergencia.

La imagen de la Bandera sobre los escombros en Juchitán, Oaxaca, dio la vuelta al mundo. (Noticieros Televisa)

Según el investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM Raúl Valenzuela, su intensidad fue 200% mayor a la del sismo de 1985.

Uno de los lugares más golpeados por el temblor fue Juchitán, Oaxaca. Pero, después de la tragedia, un habitante de esa comunidad decidió levantar una bandera de México sobre los escombros del que hasta ese día había sido su Palacio Municipal.

La imagen inmediatamente se viralizó y conmovió los corazones de todos los ciudadanos. Fue entonces que comenzó a compartirse el sentimiento de unión: Fuerza México, fue una de las frases que más se repitieron en ese momento (aún más, después del segundo golpe terrible que recibió nuestro país: el temblor del 19S).

La bandera era un símbolo: ante la tragedia, el país se une.

El niño pescador que fue marcado por el sismo

Otra de las historias que dejó el sismo del 7S fue la de este pequeño, el más joven de toda una comunidad de pescadores en Pampa Honda, Mapastepec, Chiapas, otro de los lugares afectados por el terremoto.

A sus 6 años, uno de sus primeros recuerdos en su vida será el terremoto. Estaba durmiendo cuando su papá le dijo que tenían que salir. Se hincaron cuando, de pronto, se abrió la tierra donde se encontraba uno de sus tíos:

“Fui con mi papá a ver y observamos los orificios en el suelo”

Su gran pérdida fueron sus útiles escolares, pues el mar entró a su casa:

“Mis cuadernos se mojaron y mi mamá los puso a secar”

Su familia perdió más que los útiles de Emiliano. La madre de este pequeño pescador perdió su negocio, tenía una tienda y la mayor parte de la mercancía se perdió. Las redes de pescar de su tío estaban colgadas de las ramas de los árboles, el piso de su casa se fisuró y las paredes se abrieron.

Emiliano tiene 6 años y recuerda con amargura el sismo de 8.2 (Noticieros Televisa)

Nunca la tierra y el mar habían actuado con tanta violencia contra ellos.

San Mateo del Mar: la comunidad olvidada

Los indígenas huaves también tuvieron su historia del temblor, el problema es que nadie había podido escucharla, es por eso que tuvieron que salir a pedir ayudar.

La Colonia Juárez del municipio de San Mateo del Mar, en Oaxaca, está ubicada en la región del Istmo de Tehuantepec. En esa comunidad habitan 3 mil 500 indígenas huaves a quienes, desgraciadamente, les falta todo:

“Nadie se ha preocupado por los ancianos, por los discapacitados”

Algunos habitantes salieron a la carretera con la esperanza de que alguien los verá y ayudará a la comunidad. Desgraciadamente no todos podían salir a pedir ayuda, personas de edad avanzada, como don Jerónimo, de 82 años, y su esposa, de 83, no podían salir de su casa.

San Mateo del Mar, Oaxaca, de los municipios más afectados por el sismo. (EFE)

Don Jerónimo no podía ver ni escuchar y su esposa tenía un reumatismo que no la dejaba levantarse de su cama. Ellos sobrevivieron gracias a la ayuda de sus vecinos.

Los huaves no tienen para comer o beber y muchas de sus casas fueron destruidas. Aún así no perdieron la esperanza y las energías para salir adelante… el problema es que son muy pobres y era muy duro para ellos levantarse de nuevo sin la ayuda del Gobierno y el resto de sus conciudadanos. Don Silverio Comonfort aseguró entonces que apenas ganaba 150 pesos al día y que con esfuerzo se levantarían.

Dijo entonces:

“pero de dónde vamos a sacar, no somos profesionales, soy un pobre campesino”

El señor Alfonso Silva también dio su testimonio:

“A quién vamos a culpar, porque esto es obra de la naturaleza. Y sí, la aceptamos. Aunque ya gastamos un poco de dinero pa’levantar todo ese muro [se le nublan los ojos del llanto], no es de la noche a la mañana para hacerlo, sino que nos costó tiempo y trabajo, pero gracias a Dios que estamos vivos”

Pero muy pronto, un rayo de esperanza llegó a la comunidad, pues un camión con ayuda de la sociedad civil llegó para ayudarlos… no fue mucho, pero era la primera vez que pudieron recibir un poco de ayuda.

La huída de los mixes

Otros ciudadanos indígenas que sufrieron la inclemencia del terremoto fueron los mixes de Santa María Tepantlatli. Los mixes decidieron tomar sus pocas pertenencias y salir huyendo de sus comunidades. Se quedaron sin nada y la lluvia les estuvo haciendo imposible la vida.

Sus casas fueron dañadas, no tenían donde refugiarse, muchos caminos de la sierra oaxaqueña tenían derrumbes… sus vidas estaban en permanente peligro:

La familia que intentó reconstruir su casa

La familia Méndez, en Chiapas, tenía claro que lo más importante en ese momento era hacer algo y en automático pusieron manos a la obra para comenzar a reconstruir su casa.

Julio César Méndez sabía que los daños estructurales en su casa eran graves y estaba consciente de que tendría que tirar muchos muros y volver a construirlos, pero no tenía miedo de volver a empezar.

Ellos rescataron materiales de los escombros de sus casas para poder comenzar la reconstrucción.

Sandra Méndez entonces dijo:

“Estamos tratando de hacer aunque sea una galerita por los niños. Con la lluvia y todo, [además] tenemos todo acá afuera”

La familia de los Méndez tenía tres casas, una de ellas se vino toda abajo. Estaba hecha con adobe, ya que eran muy pobres y no tenían para mejores materiales.

Ellos querían tener construido por lo menos un cuarto para que todos pudieran dormir y cubrirse de la lluvia y el sol, en lo que reconstruían el resto de la casa.

Cantan himno nacional en escuela

La primaria, Centro Escolar Juchitán, fue demolida, ya que no podía seguir en pie. Fue fundada hace 79 años por el mismísimo presidente Lázaro Cárdenas. Era una de las escuelas más emblemáticas de Oaxaca y nadie se esperaba que ocurriera lo que sucedió cuando comenzaron los trabajos de demolición: la comunidad se acercó y comenzó a cantar el himno nacional, una despedida digna para uno de los templos del saber más importantes de la comunidad.

Pulque para ayudar

Una de las pulquerías más antiguas de la Ciudad de México, “La catedral del pulque”, estuvo regalando un litro de pulque a quienes llevaran ayuda para los damnificados de Oaxaca y Chiapas.

Hilario Landon, uno de los donantes, llevó su ayuda porque recordó que cuando era niño, en el terremoto del 85, su vecindad se vino abajo. Todo cayó, y fue gracias a la ayuda que pudieron levantarse y continuar… Así que quiso devolver el favor.

Migrantes centroamericanos ayudan a damnificados

Dicen que en los peores momentos es cuando uno conoce a los verdaderos amigos. Así le pasó a México, pues migrantes centroamericanos (muchos de ellos, víctimas de malos tratos y de acoso por parte de las autoridades) fueron a ayudar a las comunidades después de la tragedia.

Sin nada más que sus herramientas de trabajo, los migrantes centroamericanos fueron a quitar escombros y ayudar a las víctimas, incluso tuvieron que cabar tumbas para las personas que, desgraciadamente, perdieron la vida.

Deniz Okeli Castillo, migrante de Honduras, dijo entonces:

“Es una cosa bien bonita porque estamos ayudando a nuestros hermanos vecinos de país, de frontera”

Migrantes en Estados Unidos envían ayuda

Pero los migrantes centroamericanos no fueron los únicos, los migrantes mexicanos en Estados Unidos recolectaron ayuda y viajaron a Oaxaca para entregarla a las víctimas del terremoto:

Mujer de 81 años llega por su propio pie para donar a los damnificados

Ante la tragedia de nuestros hermanos del sur, una mujer capitalina de 81 años de edad, acudió, por su propio pie, al llamado de solidaridad. Se trataba de la señora Consuelo Balderas, quien cargó una bolsa de más de 10 kilos hasta el Zócalo de la ciudad para entregar su ayuda:

“Por fin llegué… No nos sobra, pero no nos falta… y todavía podemos caminar, tengo 81 años, bendito sea Dios me dejó llegar”

La dulce señora lloró conmovida por la tragedia de los damnificados, pero la muerte reciente de su esposo la empujó a levantarse y ayudar a los que necesitan consuelo:

“Yo también he recibido de la gente. Falleció mi esposo hace dos meses y la gente me llevó muchas cosas: veladoras, azúcar, café y su presencia…. Hay que saber que los demás también tienen hambre, los niños especialmente”

Doña Consuelo entregó 9 bolsas de azúcar, 2 de frijol y 1 kilo de arroz, 1 de café y una botella de aceite:

“No le hace lo que haya gastado. Lo que haya gastado es bien invertido”

 

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