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Las 5 revelaciones más extrañas sobre el asesinato de John F. Kennedy

Después de 54 años, los archivos secretos del asesinato de Kennedy han salido a la luz. Éstas son sus historias más extrañas.

Después de 54 años, los archivos secretos del asesinato de Kennedy han salido a la luz. Éstas son las historias más extrañas entre sus misteriosas páginas.

El 22 de noviembre de 1963, tres disparos sonaron sobre la plaza Dealy del centro de Dallas. Uno de ellos voló un trozo de pavimento y lesionó levemente a un espectador del desfile que descendía por la calle Elm. Otro impactó en la espalda del presidente John F. Kennedy, rozó su columna vertebral, salió por el nudo de su corbata, perforó la espalda del Gobernador de Texas que viajaba frente a él, le destruyó un hueso de la mano y se alojó en el muslo del político.

La tercera bala entró en la parte posterior derecha del cráneo de John F. Kennedy y se fragmentó con violencia. Hueso, materia cerebral y sangre se desperdigaron en el coche, sobre los otros ocupantes, el conductor y Jackie Kennedy, la primera dama de Estados Unidos. Cuando la esposa del presidente asesinado estuvo parada en el avión Air Force One para observar el nombramiento del vicepresidente su traje Chanel todavía estaba manchado con la sangre de su marido.

El único asesinato de un presidente estadounidense en la era moderna, el único asesinato de un presidente que fue televisado en vivo, el asesinato de John F. Kennedy, dejó cientos de dudas, sospechas y heridas abiertas. No nada más fue un presidente sumamente querido, sino que fue un símbolo de progreso y tolerancia en una época difícil para Estados Unidos.

El miedo al comunismo en el mundo estaba en pleno y nunca la humanidad se había sentido tan cerca de una devastadora guerra nuclear global. Todos comenzaban a soñar con infiltraciones, espías, mentiras y conspiraciones. Las dudas sobre el asesinato y sus repercusiones siguen, por eso mismo, llenando al mundo de especulaciones y teorías descabelladas.

(AP Photo)

El asesino era un ex militar que había desertado y que tenía vínculos comunistas. Su nombre era Lee Harvey Oswald y su admiración neurótica por la URSS pudo ser el motivo del atentado. Sin embargo, fue imposible determinar bien cuáles eran sus motivos: días después del asesinato, un hombre le disparó en el vientre a Oswald mientras lo trasladaban a prisión. El hombre, Jack Ruby, moriría algún tiempo después en la prisión, por un cáncer cerebral.

Al final, nadie supo determinar con precisión los motivos de estos dos hombres y los archivos del asesinato de Kennedy se guardaron en las bóvedas secretas del departamento de estado, del FBI y de la CIA… hasta ahora.

Lee Harvey Oswald después de que le dispararon en Dallas. (AP Photo/David F. Smith)

Trump por la verdad

En 1991, el cineasta Oliver Stone estrenó la película JFK para volver a poner sobre la mesa algunas teorías de conspiración en torno al controvertido atentado. Un año después, por el revuelo que causó en las conversaciones estadounidenses, George Bush padre decidió firmar una orden para desclasificar los documentos alrededor del asesinato de Kennedy.

La orden no podía ser inmediata y se dio un lapso de 25 años para implementarla. Ahora, en 2017, se cumplió este plazo y el presidente Donald Trump tuvo que enfrentarse a la decisión de cumplir el plazo o dejar enterrados los secretos del atentado. Inmediatamente, el nuevo presidente aceptó liberar todos los documentos… pero no todos estuvieron de acuerdo.

La CIA y el FBI presionaron, supuestamente, al ejecutivo para que limitara la liberación de documentos. Así, Trump cedió a la presión y dejó clasificados más de 200 documentos para proteger “intereses de seguridad nacional”. A pesar de esta limitación, se liberaron este mes más de 2 mil 800 documentos clasificados sobre las investigaciones en torno al asesinato de Kennedy.

Entre tantos documentos, el misterio del asesinato de Kennedy sigue presente… pero nos enteramos de algunos buenos chismes y pudimos observar más de cerca cómo funcionaban la CIA y el FBI en la tormentosa era de la guerra fría.

Asesinatos con moluscos, comunistas en México y alguna que otra bailarina exótica aparecen en las más estrafalarias revelaciones de los archivos secretos de JFK.

Los extraños viajeros temporales

En el este de Inglaterra, sonó el teléfono del periódico Cambridge News el 22 de noviembre de 1963 a las 06:05 de la noche. Era una llamada anónima para advertir al periódico sobre una inminente noticia de relevancia mayor en Estados Unidos. La llamada instaba al periódico para que escuchara las comunicaciones de la embajada estadounidense para esperar la gran noticia. 25 minutos después, Kennedy fue asesinado.

Todo esto pudo ser una gran coincidencia. Sin embargo, muchos ya empezaron a considerar que esta llamada tenía algo bastante extraño y podría ser la advertencia de un viajero temporal. Esta explicación irreal muestra cómo las conspiraciones quieren siempre explicar una verdad basándose en las irrealidades del azar. A veces, la verdad misma no es verosímil.

En el mismo extraño sentido, hay un memo en donde la CIA investiga las palabrerías de un borracho que, en un bar, dijo que Kennedy no viviría tres semanas más. Y, en efecto, poco tiempo después el presidente fue asesinado. Todos estos memos son curiosidades sobre la paranoia del momento… y explican muy bien cómo se han alimentado tantas teorías de conspiración a lo largo de cincuenta años.

La operación mangosta para matar a Fidel

No es un secreto que la CIA intentó matar, en repetidas ocasiones a Fidel Castro. De hecho, Fidel dijo en que había sobrevivido más de 600 intentos de asesinato. Cartas bomba, francotiradores y cualquier cantidad de venenos pasaron por sus barbas…

Pero nunca se habían revelado los más bizarros intentos por asesinar al líder de la revolución cubana.

En los memos recientemente liberados, hay diferentes documentos que muestran que la CIA puso precio a la cabeza de Fidel Castro. Sin embargo, los más interesantes son los que describen diferentes operaciones para asesinar a Fidel con trajes de buceo y bombas submarinas.

(AP Photo/File)

En efecto, la CIA sabía que a Fidel le encantaba bucear en las playas de cuba. Así que pensaron en enviar a un famoso negociador para llevarle un regalo envenenado: un traje de buceo con pequeñas cantidades de un hongo que causa una enfermedad grave y degenerativa de la piel. También pensaron en envenenar sus tubos de buceo con tuberculosis…

Finalmente, hay un memo que muestra cómo la CIA quería crear un mapa de las rutas de Buceo de Fidel para plantar una ostra lo suficientemente grande y atractiva para que el mandatario quisiera levantarla. Al levantarla, una bomba oculta dentro estallaría. Después de hacer varias mediciones, los agentes -que parece que tenían bastante tiempo libre para pensar en asesinatos- decidieron que no existía un molusco lo suficientemente grande y atractivo para contener los explosivos necesarios para matarlo. Una verdadera locura hija digna de la guerra fría.

El asesino de Kennedy paseando en México

Una de las mayores revelaciones de estos documentos fue que Lee Harvey Oswald tuvo contacto directo con la URSS y Cuba. Lo que más sorprendió aquí, sin embargo, fue que estos contactos se dieron en la Ciudad de México.

Al parecer, Oswald viajó, unos meses antes de cometer el asesinato, a México en autobús. Al llegar contactó al consulado de Cuba y, desde ahí, llamó a la embajada soviética en México. La CIA interceptó esta llamada en la que fue además evidente la extrañeza neurótica del asesino.

El traductor de la CIA en México explicó que “el norteamericano hablaba un ruso horrible que apenas se reconocía como ruso.”

Al parecer, por este pésimo ruso, las autoridades soviéticas siempre le respondían en inglés. El asesino manejaba torpemente este idioma a pesar de haber dejado el ejército para fugarse a Rusia y de haber vivido con una esposa rusa. Frente a la negación de las autoridades, Oswald repetía una y otra vez: “por favor, hablen en ruso.”

Pero estos documentos también muestran que Oswald se reunió con Valeriy Vladimirovich Kostikov. Este agente de la KGB trabajaba para el departamento 13 de esa agencia de inteligencia y ese mismo departamento se dedicaba a la planificación de asesinatos. A pesar de que todo esto suena muy sospechoso, la razón de las reuniones y de la insistencia de Oswald era simplemente para que le renovaran una visa para poder ir a Cuba y a la URSS.

¿Era ésta una forma desesperada para escaparse? ¿Estaba planeando ya su fuga? ¿Quería que lo recibieran como héroe en la madre patria?

Estas preguntas son intrigantes pero, por más detallados que sean estos memos, no nos dan ninguna respuesta.

Las fiestas sexuales

Entre los documentos más extraños de esta nueva desclasificación se encuentran algunos sobre las fiestas sexuales del presidente JFK. Los rumores sobre las indiscreciones en la Casa Blanca en torno a Kennedy eran comunes: era un hombre joven, carismático y atractivo rodeado de celebridades en una época de despertar sexual generacional.

Incluso, hubo teorías -que también están presentes en estos documentos- sobre la implicación de su hermano, Robert Kennedy en el asesinato encubierto de Marilyn Monroe. Por supuesto, todas estas especulaciones parecen ser pura invención ociosa.

Lo que sí es cierto es que la CIA investigó a un detective privado que se dedicó, durante un rato, a llamar a prostitutas de muy altos costos para preguntarles sobre las supuestas fiestas sexuales del entonces senador John F. Kennedy. Al parecer, este detective investigaba fiestas que se organizaban entre el senador, su concuño Peter Lawford, Frank Sinatra y Sammy Davis Jr.

Nada de esto se pudo comprobar y la prostituta interrogada siempre respondió que no tenía idea de ninguna fiesta sexual de tan alto perfil. Supongo que la Casa Blanca contaría muchas cosas si las paredes hablaran…

Kennedy y su esposa Jackie en 1960 (AP Photo)

¿Era Oswald un agente de la CIA?

Finalmente, uno de las cosas más interesantes que se encontraron en estos documentos desclasificados fue una comparecencia transcrita del entonces director de la CIA, Robert Helms. En esta transcripción, el investigador David Belin le hace preguntas bastante incómodas sobre las relaciones del asesino de Kennedy con la agencia de inteligencia.

Al final del documento podemos ver que las preguntas de Belin se están poniendo bastante incómodas:

“Bueno, ahora, en el área final de mi investigación quiero indagar los cargos de que la CIA estuvo involucrada, de alguna manera, en una conspiración para asesinar al presidente Kennedy. Durante esa época usted fue el encargado de operaciones en la CIA, ¿es esto verdad?”

Cuando Helms respondió afirmativamente, Belin continuó:

“Hay alguna información que muestre que el asesinato del presidente Kennedy estuvo relacionado con el hecho de que Lee Harvey Oswald era, de alguna manera, un agente de la CIA o agente…”

Y ahí se corta el documento desclasificado. Lo que es interesante es que se censuró todavía lo que sigue a esta pregunta y que hubiera podido ser la parte más interesante de todos los documentos. Además, el hecho de que esté censurada esta parte de los documentos ha abierto las puertas a más conspiraciones… porque, finalmente, la inocencia no se oculta.

Los documentos desclasificados del caso Kennedy no nos dicen gran cosa sobre el asesinato mismo y todos sus misterios. Sin embargo, nos permite observar un cierto perfil de Oswald, un cierto perfil de las agencias que lo investigaban y un cierto perfil de la paranoia de la época.

Si quieren leer más a fondo sobre estos intrigantes documentos, aquí pueden encontrar una saludable selección. Dentro de seis meses veremos si el resto de los documentos nos revelan nuevos aspectos intrigantes de un asesinato que conmocionó al mundo y que sigue causando controversias.

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