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De sur a norte en un tren: la ruta del migrante

Los migrantes que abordan los techos de La Bestia sufren toda clase de peligros: insolaciones, hipotermias, caídas, mutilaciones, asaltos, violaciones y demás.

La ruta del migrante

El 24 de agosto de 2010, 72 cuerpos fueron encontrados sin vida en una bodega de San Fernando, Tamaulipas. Todos eran migrantes sudamericanos: 14 mujeres y 58 hombres yacían en el suelo con las manos atadas y un tiro de gracia. Fueron asesinados por el grupo criminal de Los Zetas cuando intentaban llegar a Estados Unidos con la esperanza de encontrar una vida digna. Aunque los motivos de esta masacre no han sido aclarados, la fragilidad de los extranjeros que cruzan el país sin papeles quedó al descubierto en una herida profunda.

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En San Fernando se encontraron 58 hombres y 14 mujeres.[/bullet]

A pesar de la conmoción que puede causar una noticia como la de San Fernando, la historia no es nueva. Tampoco es imposible que se repita. Los migrantes que cruzan por México para llegar a Estados Unidos conforman una de las comunidades más vulnerables del país: ni los estudiantes, ni los maestros, ni los indígenas, ni los campesinos, ni los obreros enfrentan el trato que reciben los migrantes. Son los invisibles, los que no tienen voz, los que parecen no existir para nadie. En su calidad de ilegales, quedan a merced de corrupciones de las autoridades, extorsiones de grupos delictivos y expuestos a padecer cualquier cantidad de violaciones a derechos humanos.

Los migrantes que abordan los techos de La Bestia sufren toda clase de peligros: insolaciones, hipotermias, caídas, mutilaciones, asaltos, violaciones y demás. Como los viajantes embarcan el tren clandestinamente, si hay un accidente (el tren se puede o chocar, por ejemplo) nadie lleva un conteo de las personas que viajan en el techo, muchas veces ni siquiera es posible conseguir información para dar aviso a las familias si hay heridos graves o, en caso de muerte, identificar los cuerpos.

Estas duras condiciones de vida no sólo afectan a los migrantes, sino también a personas que buscan ayudarlos. Debido a la falta de información y al tamaño de la crisis que rodea a este grupo, muchas personas piensan que se trata de criminales que no deberían estar fuera de su país o que son vagos en busca de modos fáciles de vivir. Por estas razones es complicado mantener abiertos refugios y casas de asistencia.

(AP Photo/Fernando Antonio)

Hace casi una década, un equipo de investigación a cargo de Denise Maerker (compuesto por los reporteros Alberto Tinoco Guadarrama, Olivia Zerón, Yuli García, Rodolfo Zárate y Joaquín Fuentes) recorrió una de las rutas de migración ilegal que va de la frontera sur al límite con Estados Unidos y elaboró una serie de entregas en video. El resultado fue una narración escalofriante que, a falta de datos oficiales, da cuenta de un problema humanitario severo que no se ha resuelto con el paso de los años.

Por medio de testimonios de migrantes, defensores de derechos humanos, sacerdotes y autoridades locales, el reportaje cuenta una historia sobre las penurias y los graves peligros que enfrentan las personas que pasan por nuestro país para llegar al norte. A pesar de que no existen cifras estables sobre el número de individuos que diariamente atraviesan México sin papeles, se calcula que más de 150 mil personas ingresan a nuestro país de manera ilegal al año con el fin de cruzar hacia Estados Unidos.

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Arribando a México

Trabajadores guatemaltecos transportan a migrantes centroamericanos en su camino hacia EE.UU. El río Suchiate, que divide Guatemala de México, es un paso en una de muchas rutas usadas por los migrantes. (AP Photo/Moises Castillo)

Cuando el equipo de reporteros comenzó su viaje en 2007, su primera parada fue Tenosique, un lugar inhóspito e ignorado por las autoridades. Se trataba de una de las fronteras con mayor marginación de la zona. Los migrantes centroamericanos que deciden iniciar su viaje hacia el norte del continente tienen pocas opciones de traslado. Una de ellas, y quizás la más peligrosa, sea atravesar México por tierra. Desde el punto de salida, estas personas quedan expuestas a robos, extorsiones y violaciones de derechos humanos. Viajan de manera anónima, por lo que es difícil implementar mecanismos de defensa y es casi imposible notificar a sus seres queridos cuando han sufrido cualquier daño.

[video-caption]“Hay que decir las cosas crudas como son: la cuestión migratoria en Tenosique es un gran negocio, en donde están involucrados no solamente civiles, sino dependencias. Es increíble que agentes de migración trabajando tres, cuatro meses, se hagan […] de muchos bienes que no pueden acreditar con su salario” — Blas Alvarado, Comisión Ciudadana de Derechos Humanos.[/video-caption]

Desde el 15 de abril de 2011, ese panorama ha cambiado un poco: el Movimiento Migrante Mesoamericano abrió La 72, Hogar Refugio para Personas Migrantes (cuyo nombre rememora a los migrantes de San Fernando) en La Palma, comunidad del municipio tabasqueño. En este sitio hay camas, comida y atención médica para recibir a cientos de hondureños, guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses que pasan por ahí cada día en su camino hacia la frontera.

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[bullet]En 2015 México regresó a 202 mil 257 personas a sus países; ese mismo año, EE.UU. deportó 205 mil 884 mexicanos.[/bullet]

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Supervivencia

Migrantes pasan por el Estado de México. (AP Photo/Alexandre Meneghini)

La segunda parada de la investigación fue en Tutltitlán, Estado de México, donde se encuentra la estación de trenes Lechería. Aunque en México sólo hay dos servicios ferroviarios que transportan pasajeros de manera oficial (El Chepe, en Chihuahua y el Tequila Express, en Jalisco) existe una tercera compañía que traslada personas ilegalmente: el Ferromex, también conocido como “la Bestia”. Actualmente, por el municipio mexiquense pasan entre 100 y 150 migrantes cada día. En atención a sus necesidades, en 2009 se abrió la Casa del Migrante San Juan Diego, que dependía del salón parroquial de la Iglesia de San José Obrero en la Cerrada de la Cruz; sin embargo, debido a malos entendidos vecinales y a rumores de corrupción, cerró sus puertas en 2012 y se trasladó a Huehuetoca.

[video-caption]“En el camino nos encontramos a unas muchachas salvadoreñas, las habían violado a ellas. Acabando de pasar nosotros, nos salieron al camino ellas a decir que no pasáramos porque estaban asaltando y violando a las muchachas. Dicen que la mayoría de los coyotes les imponen eso a las mujeres” — Testimonio de una mujer migrante[/video-caption]

El aumento de la violencia en zonas de México, Honduras, El Salvador y Guatemala ha provocado que los movimientos migratorios ocurran en contextos de mayor inseguridad. A este problema se suma el recrudecimiento de las políticas de control migratorio en el sur de Estados Unidos y la instalación de filtros de migrantes indocumentados a lo largo de nuestro país.

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[bullet]Aquellos que atreviesan México hacia EE.UU. representan el 6% de los migrantes a nivel mundial[/bullet]

Una manera de contrarrestar todo esto sería por medio de programas informados de las dimensiones del problema migratorio. El principal obstáculo para lograrlo es, según investigaciones, que en “la región mesoamericana son escasas las estadísticas sistematizadas sobre los flujos de migrantes en tránsito, en cuanto a su volumen y características”. El grueso de los análisis recientes ha versado sobre las agresiones y abusos que sufre la población migrante (de vital importancia para nuestro asunto); sin embargo, ahora hace falta trabajar estadísticas rigurosas y metódicas sobre el flujo de migrantes y sus procesos de desplazamiento.

Tras perderlo todo

Un grupo de inmigrantes caminan por el desierto hacia la frontera con EE.UU. Cerca de Sasabe, México. (Foto AP / Alexandre Meneghini)

Para cuando algunos migrantes logran llegar a Celaya, Guanajuato (tercera parada de los reporteros), sus fuerzas han disminuido. Han perdido todo su dinero, muchos han sufrido lesiones y otros han desaparecido en el camino. No obstante, más de cien continuaban la travesía cada día en 2007.

[video-caption]“Los gobiernos, las organizaciones y los académicos de la región reconocen la importancia de producir datos confiables, sin embargo aún no existe la voluntad política para ejercer los presupuestos y desarrollar instrumentos especializados y programas para la generación de más información cuantitativa.”— ITAM, Migración centroamericana en tránsito por México hacia Estados Unidos: diagnóstico y recomendaciones.[/video-caption]

En 2013 el gobierno del estado abrió el Instituto Estatal de Atención al Migrante Guanajuatense y sus familias , destinado sólo a apoyar a migrantes mexicanos que cruzan la frontera norte para conseguir empleo y mejorar la calidad de vida de sus familias. Afortunadamente, existe también el albergue Manos Extendidas, que atiende a los migrantes en tránsito, garantiza sus derechos humanos y les ofrece alimentación, higiene, seguridad y descanso.

“El mayor desafío que tengo que superar es el de la intimidación, el acoso y la falta de respeto constantes de personas que no quieren que lleve a cabo mi labor de ayuda a los migrantes. Muchas autoridades locales, bandas de delincuentes y traficantes de droga quieren librarse de los defensores de los Derechos Humanos.”

–Padre Solalinde, Octubre de 2009

Como los migrantes se encuentran en constante desplazamiento y debido a la imposibilidad de registrarlos de modos convencionales en listas o padrones, el trabajo de investigación sobre sus flujos de movimiento es complicado. Normalmente, en estudios demográficos se emplean instrumentos como los censos de población, encuestas de hogares o registros administrativos, imposibles de implementar para el caso de los migrantes. Por ello, los resultados alcanzados en este sentido se deben a la consulta cruzada de fuentes y a la creación de metodologías especiales. Entre 2009 y 2012 los migrantes guatemaltecos, hondureños y salvadoreños devueltos a sus países de origen, eran en su mayoría hombres de entre 15 y 29 años; 6 de cada 10 provenía de zonas urbanas y el 95% no hablaba inglés.

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[bullet]En 2015 del total de migrantes que atravesaron México hacia EE. UU. 20% usó “la Bestia”.[/bullet]

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Un oasis en el desierto

El número de menores no acompañados, como los adolescentes que aparecen en esta foto tomada en Ixtepec, se ha triplicado desde 2011. (AP Photo/Eduardo Verdugo)

La cuarta parada del reportaje fue en San Luis Potosí. Allí se encuentra la Casa del Migrante, que brinda protección y ayuda a los migrantes, que pueden pasar allí 24 horas, después de haber recorrido la mitad del viaje. A estas alturas del periplo el número de personas disminuye, pero la tenacidad de los sobrevivientes es aún mayor. La frontera está cada vez más cerca, aunque el escenario se vuelve más hostil conforme avanzan.

[video-caption]“Una muchacha no podía subir en el tren entonces me bajé a ayudarle. Se me resbaló el pie, yo me quise agarrar de las escaleras del tren y luego se me atoró mi mochila como en las escaleras y el tren frenó. Pega unos frenazos así. Y sentí yo que me dio en mi espalda y luego volé.” — Víctima de accidente a bordo de “la Bestia”[/video-caption]

De acuerdo con datos obtenidos de EMIF (Encuestas sobre Migración en las Fronteras Norte y Sur de México), “uno de cada tres [migrantes] permanece en México menos de una semana, y dos de cada tres entre una semana y un mes, lo que significa que en el 99% de los casos el trayecto por México es menor a un mes”. La mayoría de migrantes cruza la frontera por Tamaulipas o Sonora. El medio de transporte usado más común son el autobús y la caminata; no el ferrocarril (que parece implicar muchos más riesgos).

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[bullet]En México existen más de 80 albergues temporales para migrantes.[/bullet]

En junio de 2016, la Organización de Naciones Unidas reconoció, por medio de su Agencia para los Refugiados (Acnur), que el desplazamiento de personas provenientes de Centroamérica hacia Estados Unidos obedece a una crisis humanitaria: “Son familias, mujeres, niños que buscan refugio porque han sido víctimas de abusos indescriptibles a manos de las pandillas y de los grupos criminales”.

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La frontera

Un hombre se asoma en la frontera. (AP Photo/Dario Lopez-Mills)

En Saltillo Coahuila los viajeros deben enfrentar el último de los obstáculos en México. Desde ese lugar el paso a la frontera norte es una realidad. La Casa del Migrante de ese estado ofrece atención a los migrantes y también promueve una agenda legal: por un lado buscan fortalecer el marco jurídico de protección a migrantes y, por otro, vigilar el ejercicio de presupuestos federales dedicados al cuidado de este sector de población que viaja por México en las condiciones más precarias.

[video-caption]“En 2014 se registraron 866 mil solicitudes de asilo [en México], unas 269 mil 400 más que el año anterior, de acuerdo a un reporte de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). Este es el cuarto año consecutivo en aumento y el segundo nivel anual más alto desde principios de la década de 1980.” Clínica Jurídica sobre refugiados Alaíde Foppa.[/video-caption]

La frontera que separa México y Estados Unidos mide 3 mil 152 kilómetros. A lo largo de ella se localizan 38 municipios mexicanos (pertenecientes seis estados) y 25 condados norteamericanos (relativos a seis estados). La zona geográfica que abarca la línea divisoria es desértica o semidesértica y alcanza temperaturas que van de por debajo de los 0°C y llegan a los 40°C.

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[bullet]El 41% de personas que logró llegar a la frontera entre EE. UU. y México contrató a un traficante ilegal.[/bullet]

La cantidad de Centroamericanos retenidos en la frontera norte por autoridades estadounidenses aumentó de 26 mil a 118 mil entre los años 2000 y 2005. En la década de los noventa, el lugar donde se registraba un mayor número de aprehensiones por la patrulla fronteriza era en Tijuana, Baja California; en las décadas siguientes, Ciudad Acuña (Coahuila), Nogales (Sonora) y Reynosa (Tamaulipas) comenzaron a ocupar ese sitio.

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Incluso si son asesinados, los migrantes no encuentran descanso

En esta foto de 2008, migrantes esperan junto a la barda fronteriza de Tijuana para cruzar por la noche. (Foto AP/Dario Lopez-Mills)

La investigación periodística realizada en 2007 muestra una realidad que no ha mejorado diez años después. Cientos de personas se ven forzadas a abandonar sus lugares de origen para enfrentarse a una de las jornadas más peligrosas para cualquiera. La decisión de embarcarse en un viaje sobre La Bestia debe responder a necesidades urgentes de alimentación y sustento. Guatemala, Honduras, El Salvador o Nicaragua son países con profundos niveles de marginación y pobreza y, muchas veces, la única vía aparente para mejorar la calidad de vida es emigrar a los Estados Unidos de manera ilegal.

Incluso si son asesinados, los migrantes no encuentran descanso. A cinco años de la masacre de San Fernando, hay 11 cadáveres sin identificar. El sufrimiento de los migrantes se extendió a sus 72 familias. Los cuerpos que fueron repatriados tampoco regresaron a tiempo ni con las identificaciones forenses adecuadas. Todavía quedan muchas historias en espera de ser escuchadas: este reportaje es el inicio de una narración que aún no encuentra final.

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