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Opinión: La Asamblea del PRI

Al margen de la elección presidencial de 2018, el PRI tiene asignaturas pendientes que habrán de definir su éxito electoral.

Opinión Sin Filtro. Al margen de la elección presidencial de 2018, el PRI tiene una serie de asignaturas pendientes que habrán de definir su éxito electoral en el futuro. Desde que tengo uso de razón, todos los dirigentes del PRI hablan de reformar al partido y darle más voz a la militancia sin avanzar gran cosa.

Cada asamblea es lo mismo. La discusión se concentra en mecanismos estatutarios para seleccionar candidatos, en otras palabras, cuál grupo se queda con más plurinominales. No obstante, hay temas igualmente importantes de los que nadie se ocupa. La globalización nos ha llevado a un proceso de desinstitucionalización y fragmentación política muy marcado. Los partidos políticos en la actualidad ya no gozan del monopolio de representación que antes tuvieron. Un ciudadano en la actualidad tiene varias alternativas distintas para participar políticamente y manifestar sus demandas. Frente a las nuevas generaciones, los partidos políticos compiten como alternativa de representación contra las ONG internacionales como Greenpeace, movimientos mundiales de activismo clandestino como Anonymous, o simplemente con las famosas candidaturas independientes.

El PRI debe explicar por qué un ciudadano escogería militar en sus filas para canalizar sus inquietudes políticas en lugar de escoger otras opciones. El famosísimo voto duro del PRI disminuye elección tras elección y nadie discute cómo revertir esto, sino cómo fragmentar el voto de los otros partidos para no perder. Es preciso buscar nuevos mecanismos de reclutamiento para volver a ser atractivos ante la ciudadanía. Consistentemente, los números dicen que cada vez menos jóvenes votan por el PRI, ¿cómo va a sobrevivir el partido en el futuro si la demografía se le opone? Urge una política de detección de talentos en los distintos estratos sociales de la República Mexicana. Hay que empezar por renovar el discurso y esa tarea le correspondería a Fundación Colosio.

Fundación Colosio tiene que ponerse al día como un think tank de referencia, requiere erigirse en centro de estudios de los problemas mexicanos. No solamente espacio de análisis, sino plataforma de propuestas concretas y asequibles a todos los candidatos del partido. Investigaciones de corto, mediano y largo plazo que le permitan colocarse al nivel de CIDAC, COMEXI o IMCO. Esas funciones están en el papel, pero todos sabemos que no se cumplen. Hay que complementarlas con un presupuesto acorde a su aspiración.

Durante años, el PRI abusó del nombre de Luis Donaldo Colosio para presentarse como el partido de “la cultura del esfuerzo”. Conforme la movilidad social en México se ha estancado, la designación de familiares se ha multiplicado en el partido. ¿Cuánta gente quiere colocar a sus parientes en los cargos? Su representatividad de las bases suele ser limitada. Es indispensable ser el partido que representa y lucha por la movilidad social. Nunca más el partido de la “familia revolucionaria”, sino un partido que represente en sus candidaturas a los indígenas o a los huérfanos.

El PRI requiere insertarse de lleno en los debates de la globalización, cuyo idioma es el inglés, por lo que debe enseñarlo a su militancia, para influir sobre la escena internacional como protagonista. Es urgente construir nuevas alianzas con partidos de tradición democrática en todo el mundo para hacer frente a los desafíos del odio étnico y racial. En estos días celebramos a Gilberto Bosques, gran diplomático mexicano. Recordemos sus palabras “Como mexicanos, no trabajamos para una sola provincia. Es un honor servir a la gran causa del hombre.”

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