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Guía para entender el conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte

Las tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos siguen aumentando. ¿Qué hay detrás de esta vieja enemistad?

Las tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos no han dejado de escalar en las últimas semanas y cada vez las hostilidades van más en aumento. Ésta no es la primera vez que ambas naciones tienen roces diplomáticos y parece que Donald Trump no tiene la misma paciencia que sus antecesores.

Pero, ¿En qué términos podría ocurrir una nueva guerra en Corea? ¿Qué tipo de conflicto sería y cómo se relaciona con las guerras del pasado? ¿Qué puede enseñarnos la historia sobre las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte? ¿Qué puede mostrarnos para la esperanza de un futuro menos gris?

Protesta en Surcorea contra declaraciones de Donald Trump (AP)

Cuando Rusia y Japón pelearon por Corea

Desde principios del siglo XX, la península de Corea ha sido codiciada por grandes naciones. Y esto ha provocado constantes conflictos. En 1904, se declaró la guerra ruso-japonesa en la que las dos naciones se pelearon por el control de dos regiones estratégicas: Manchuria y Corea. Después de más de un año de guerra y cerca de 150 mil muertos, Japón terminó llevándose una victoria militar histórica: era la primera vez en siglos que una nación asiática derrotaba en guerra a un país europeo.

Estados Unidos aceptó el área de influencia de Japón en la región, lo que causó indignación entre nacionalistas coreanos. Cinco años después, en 1910, Japón anexó a sus territorios la península coreana y Estados Unidos tampoco lo impidió.

Sin embargo, Estados Unidos y Japón se convirtieron en enemigos durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando la superpotencia americana alcanzó el triunfo junto a sus aliados, su postura sobre la ocupación japonesa de Corea cambió.

Oficiales japonesas observan la destrucción de una casa civil coreana durante la guerra con Rusia, Agosto de 1938. (AP Photo/Morin)

Dividir Corea en un mapa de revista

En un comunicado después de la reunión del Cairo que juntó al presidente Roosevelt con el generalissimo Chiang Kai-shek de China y el primer ministro Winston Churchill, la postura de los aliados fue la siguiente:

“Las tres grandes potencias antes mencionadas, conscientes de la esclavitud de la gente de Corea, están determinadas a decir que, en su debido tiempo, Corea será libre e independiente.”

Corea pasó por una suerte similar a la de Alemania y otras regiones ocupada por Alemania y Japón después de la guerra. Como aquellas, fue dividida entre los aliados. Para cuando los japoneses firmaron su rendición incondicional en agosto de 1945, el documento ya traía los términos de una división de Corea alrededor del paralelo 38 norte: de un lado, en la frontera con China, quedaría una mitad controlada por los rusos; en el sur, del otro lado, quedaría otra mitad controlada por los americanos.

La división fue hecha de manera casi arbitraria, por dos soldados estadounidenses que utilizaron un mapa de National Geographic. Y la idea era que se dividiera el país más o menos a la mitad dejando del lado americano la capital, Seúl. En poco tiempo, el Ejército Rojo llegó a Pyongyang y los militares americanos desembarcaron en Incheon.

Tropas en Seúl, 1948 (AP Photo)

La guerra de Corea: salir de la sartén para caer al fuego

En 1948, Rusia salió de Corea del Norte tras establecer un partido comunista con un líder, quien había luchado con el Ejército Rojo en Manchuria: Kim il-Sung.

Pronto, Sung se convirtió en un líder soviético incuestionable: realizó una reforma agraria que le dio poder a los campesinos pobres, nacionalizó industrias en sectores estratégicos y estableció un tiránico culto a la personalidad alrededor de su sonriente retrato.

Kim Il-Sung habla públicamente del inicio de la guerra en Corea.
Junio 1950 (Korean Central News Agency/Korea News Service via AP Images)

Por su parte, en Corea del Sur gobernaba el presidente Syngman Rhee, aliado de Estados Unidos y de política nacionalista, conservadora y anticomunista.

Ambos mandatarios se declararon presidentes legítimos de toda Corea, tanto de la región sur como de la región norte, aunque sin atreverse a iniciar una invasión mutua. Las posiciones y esquemas políticos de cada uno se extremaron y, para 1949, las persecuciones, detenciones y ejecuciones eran continuas en ambos lados.

Aunque el ejército norcoreano, apoyado por veteranos e inteligencia chinos, tenía el doble de hombres y armamento que el surcoreano, Stalin aconsejó a Kim il-Sung que esperara a que los americanos salieran de la península para invadir el sur, como ocurrió en 1950.

Evacuación de un soldado americano herido durante la Guerra de Corea, Julio 1950 (AP Photo/Charles P. Gorry)

Estados Unidos vs Corea del Norte: Round 1

Norcorea invadió el Sur, cruzando el paralelo 38 en toda su extensión con hombres y fuertes bombardeos. En menos de cuatro meses habían tomado Seúl, la capital, y arrinconado a lo que quedaba del ejército surcoreano en el sur de la península. El ejército del sur, mal preparado y mal equipado, tenía ya, solamente, 20 mil hombres.

Al ver que Corea del Norte podía caer en manos de los comunistas, Estados Unidos acudió a la ONU. El presidente Truman mandó a su Secretario de Estado, Dean Acheson para que hablara inmediatamente en el consejo de seguridad. Al no estar presente el embajador ruso, se aprobó por unanimidad la intervención militar de la ONU en Corea.

Así, la guerra de Corea inauguró una nueva era en la que Estados Unidos se convirtió en la policía del mundo libre, interviniendo, sin cesar, en todo lugar que pudiera cultivar el comunismo.

La guerra fría había empezado.

Los despojos de la guerra de Corea

Los frentes en la guerra de Corea cambiaron constantemente: primero los norcoreanos conquistaron toda la península; luego fueron empujados hasta la frontera con China por los americanos y sus aliados; finalmente, intervino el ejército chino para reestablecer la frontera en el paralelo 38.

Después de tres años de guerra con casi dos millones de víctimas, las fronteras no cambiaron nada. Cuando se firmó el armisticio se acordó crear una zona desmilitarizada entre las dos coreas. Irónicamente, ésta es una de las zonas más tensas y militarizadas del mundo. Más de un millón de minas custodian una frontera en donde Estados Unidos todavía tiene miles de tropas y los norcoreanos custodian celosamente.

Desde el fin de la guerra, sin embargo, nunca se firmó un tratado de paz. Es por eso que, con cada movimiento americano en la región, con cada refuerzo de tropas estadounidenses en surcorea, con cada pequeño conflicto en la frontera, los norcoreanos han negado el armisticio.

El crecimiento de los dos país, a partir de ahí, fue disparejo. Corea del Norte fue beneficiada por la URSS y durante años fue más poderosa que su vecino del sur. Más tarde el beneficiario fue China, pero los años dorados habían pasado, y Corea del Sur se levantó, de la mano de los americanos, como una superpotencia económica joven.

Celebración de la amistad entre China y Corea del Norte durante los Juegos de Arirang en Pyongyang.

Estados Unidos y Corea del Norte: una historia de amor y odio

Mientras tanto, en los 64 años que han pasado desde el fin de la Guerra de Corea, la enemistad de Corea del Norte con Estados Unidos no ha decrecido. Durante la Guerra de Vietnam, Estados Unidos ya había colocado cerca de 950 cabezas nucleares en Corea del Sur para amenazar al régimen de Kim Il-Sung.

Durante años, Corea del Norte pidió apoyo a Rusia y a China para comenzar un programa de armas nucleares. Tanto soviéticos como chinos se negaron rotundamente. Sin embargo, la URSS decidió ayudar a Corea del Norte a desarrollar un programa lateral de energía nuclear y a entrenar a físicos nucleares.

Estados Unidos sacó sus armas del sur en 1991. Ya en 1985, Corea del Norte había firmado un tratado en el que se comprometía a no tener fuerza nuclear y en 1992, ambas Coreas firmaron un documento similar. Sin embargo, en 1993, las agencias de inteligencia americanas encontraron signos de que Norcorea estaba desarrollando su primera arma nuclear.

Mike Pence viajó a la zona desmilitarizada entre las dos coreas y advirtió a Pyongyang “se estaba terminando la era de la paciencia estratégica” (AP Photo/Lee Jin-man)

El juego de la Amenaza por Alimento

Hubo una época de relativa tranquilidad entre 1994 y el 2002 con una dinámica diplomática sencilla: Corea prometía congelar toda investigación de plutonio enriquecido y Estados Unidos relajaba los embargos económicos. Sin embargo, en la era Bush volvieron a subir las tensiones. En 2002, el presidente americano consideró a Corea del Norte dentro de lo que llamó “El Eje del Mal”.

Estas complejas relaciones diplomáticas continuaron hasta la muerte de Kim Jong-Il (hijo y sucesor de Kim Il-Sung), en diciembre de 2011. Su hijo, Kim Jong-Un (nieto del primer líder), con apenas, 27 años tomó el poder. Inmediatamente, todo pareció regresar a una cierta calma: permitió la entrada de inspectores internacionales, prometió acabar con las investigaciones de misiles balísticos y armas nucleares y el gobierno de Barack Obama mandó a Norcorea toneladas de alimento.

No hay que olvidar la importancia de las ayudas internacionales en todas estas negociaciones. En los años noventa, una gran hambruna atacó al país y cerca de 3 millones de personas fallecieron por falta de alimentos en Norcorea. La fragilidad económica del país se sostiene, entonces, en su capacidad de negociar ayuda internacional. Y esta ayuda sólo llega en forma de tensiones alrededor de una carrera armamentística.

Norcoreanos muestran un misil balístico intercontinental durante una celebración oficial del partido. (Korean Central News Agency/Korea News Service via AP)

Dos nuevos dirigentes, un viejo problema

Bajo el régimen de Jong-Un, Corea del Norte ha realizado el doble de pruebas militares que en los últimos diez años del régimen anterior. Hasta ahora, el joven líder ha hecho cinco pruebas nucleares y once pruebas de misiles intercontinentales. Y esto muestra que la estrategia está cambiando.

Durante años, Norcorea ha construido una compleja red de túneles por debajo de su territorio. Esta red de concreto y bunkers sirve como refugio en caso de cualquier ataque nuclear. Si Estados Unidos destruyera todas las capacidades de comunicación y todas las facilidades militares norcoreanas, todavía queda la posibilidad de que algún misil sobreviva.

Cuando Donald Trump lanzó el ataque unilateral a Afganistán con la llamada “Madre de todas las bombas”, no lo hizo simplemente para destruir las comunicaciones de ISIS en esa región de Afganistán. La demostración de fuerza de Trump se relaciona con los túneles que corren debajo de todo Corea del Norte, porque esa bomba está especialmente diseñada para destruir construcciones subterráneas.

Kim Jong-Un celebrando el 105 aniversario del nacimiento de su abuelo Kim Il-Sung, fundador del partido. (AP Photo/Wong Maye-E, File)

La relación entre Corea del Norte y Estados Unidos es mucho más estrecha de lo que comúnmente se supone. De hecho, se podría decir que Estados Unidos fue, junto a la Unión Soviética y China, uno de los países que, literalmente, crearon la República Popular Democrática de Corea.

Desde hace más de setenta años, con la constante intervención estadounidense, Corea ha sufrido invasiones, vejaciones, divisiones y guerras.

Ahora, en medio de escándalos de corrupción e inestabilidad política en el sur, las tensiones aumentan en el norte. Y Estados Unidos regresa, a pesar de negarlo, a las viejas políticas de intimidación y amenazas bélicas.

¿Podrá este último conflicto de la guerra fría acabar pacíficamente?

Soldado americano lee un cartel que limita la zona desmilitarizada en Corea después del armisticio, 1953. (AP Photo)

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