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Desastres naturales: la brecha entre el horror y la respuesta

Los desastres naturales no son ajenos a México. A través de estas historias, revisamos los daños, los costos y las respuestas del gobierno ante eventos como el Huracán Manuel, el Huracán Ingrid o los derrames mineros.

Un desastre natural es cualquier evento catastrófico causado por la naturaleza que afecte la vida de las personas. Se entiende por “catastrófico” que el desastre provoque tanto pérdida de vidas humanas como pérdidas económicas en la población afectada; de hecho la gravedad de un desastre se mide justamente “Salvaguardar en todo momento la vida, los bienes e infraestructura de las y los mexicanos a través de la gestión continua de políticas públicas para la prevención y reducción de riesgos de desastres”.

[bullet]8 ciclones tropicales impactaron México en 2005, la mayor cantidad anual registrada en la historia.[/bullet]

México se encuentra ubicado dentro de la zona tectónica más activa del mundo: el Cinturón de Fuego, y entre los océanos Pacífico y Atlántico. Por su localización y composición geográfica, el país está expuesto a fenómenos naturales tanto geológicos (temblores, terremotos, movimientos telúricos) como hidrometeorológicos, generados por la acción violenta de agentes atmosféricos. Lluvias torrenciales, ciclones, nevadas, sequías, etc. son todos fenómenos que, si no se combaten con la prevención y la atención oportuna a la población afectada, pueden fácilmente convertirse en desastres naturales.

Aunque hemos avanzado en la cultura de la prevención, logrando reducir la tasa de decesos anuales en desastres de origen natural de 506 entre 1980 y 1990 a 186 entre el año 2000 y el 2014, todavía falta trabajar mucho más para garantizar tanto la seguridad de los habitantes como la menor cantidad posible de pérdidas económicas.

La prevención, pero también la respuesta inmediata, eficaz y oportuna de las instituciones gubernamentales, así como la concientización de la población son, ante la incertidumbre de un fenómeno de dicha naturaleza, elementos primordiales para evitar cualquier tragedia. Sin embargo, esto no siempre ocurre.

Un hombre camina en Coyuca, Guerrero cuando el huracán Manuel se tranquilizaba. (AP Photo/Marco Ugarte)

Los miembros del equipo de Punto de Partida saben que después de un desastre urge, ante todo, escuchar los testimonios de las personas que han sufrido en carne propia las pérdidas y son a ellas a quienes buscan para documentar no sólo lo ocurrido, sino el panorama desolador que deja el fenómeno.

Los damnificados tienen voz en los videos que aquí se presentan. Los reportajes de Punto de Partida contribuyen a visibilizar el estado de indefensión en el que se encuentran las personas después de un desastre, y la necesidad imperante de construir una cultura de prevención que permita evitar cualquier tragedia.

En 2007 la inundación de Tabasco llevó Miriam Moreno a acompañar a las familias toda una noche en el techo de sus casas. Ese mismo año Joaquín Fuentes viajó al estado de Hidalgo a documentar los efectos del ciclón Dean, uno de los más devastadores de la historia. En 2013 la comunidad de La Pintada en Atoyac, Guerrero quedó sepultada bajo el lodo cuando se deslavó un cerro cercano por causa de las fuertes lluvias. Nuevamente Punto de Partida acudió al lugar de los hechos.

Durante el huracán Manuel, se colapso el puente del río Papagayos. (AP Photo/Eduardo Verdugo)

Ese mismo año los huracanes Ingrid y Manuel devastaron las costas mexicanas, Punto de Partida estuvo presente en todo momento, incluso dos años después cuando denunció que la ayuda de los damnificados no se había concretado.

Finalmente el derrame de la minera Buenavista del Cobre que afectó a miles de personas en Sonora, y el fideicomiso que no llega a manos de la gente ha sido ampliamente documentado en el último video que aquí se presenta. Tanto los desastres naturales como sus consecuencias son un tema de interés para la población en general, el equipo de Punto de Partida no es ajeno a este interés y acude de manera expedita a documentar fielmente lo sucedido.

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Un pequeño grupo de gente usa una balsa en una avenida inundada en Villahermosa, Tabasco. (AP Photo/America Rocio)

Tabasco bajo el agua (2007)

En 2007 las inundaciones en el estado de Tabasco, las peores en cincuenta años, afectaron a más de un millón de pobladores. Miles de familias permanecieron aisladas en sus viviendas durante días. Otras muchas se vieron obligadas a evacuar sus hogares debido a las crecida de las aguas. Los damnificados sufrieron acceso limitado al agua potable, los alimentos y las medicinas. Sin duda, las inundaciones de ese año pueden clasificarse como uno de los peores desastres naturales del país.


[bullet]En México, desde 1991, 90% de los daños y pérdidas en desastres naturales son de origen hidrometeorológico.[/bullet]

El costo del desastre fue de un total de 2 mil 918.6 millones de dólares en términos monetarios. Sin embargo, el costo sentimental y humano es invaluable. El hogar de una familia tiene mucho más profundidad significativa que las cosas materiales que resguarda. La negativa de abandonar sus hogares a pesar de los riesgos no es tan descabellada, la gente no quiere abandonar sus casas y dejarlo todo a la deriva.

[video-caption] “Yo digo a veces: si nos salimos, para qué nos vamos a salir, para perder lo poquito que tenemos. A veces se meten rateros… Aquí en la noche de verdad que llueve, se calma el agua, vuelve a llover…” Damnificada. [/video-caption]

Más de un millón de pobladores en la región sudoriental de México sufrieron las consecuencias de las inundaciones. Miles de familias permanecieron aisladas, con acceso limitado a alimentos, agua potable y medicinas. El desastre natural afectó a más de la mitad de la población de todo el estado, de la cual un 26% era menor de 18 años. Las aguas cubrieron toda la superficie sembrada de Tabasco, y un 70% de las escuelas sufrieron daños ocasionados por las lluvias y las inundaciones.

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Un hombre pasa junto a unos escombros en la playa de Tecolutla en Veracruz tras la llegada del huracán Dean. (AP Photo/Alexandre Meneghini)

Dean el ciclón tropical de 2007

El ciclón tropical Dean, que en 2007 azotó los estados de Veracruz, Hidalgo y Quintana Roo tuvo un costo total de 877.6 millones de dólares, y aunque en esta ocasión no hubo perdidas humanas los afectados perdieron el patrimonio de toda una vida. Durante siete días seguidos, la lluvia se apoderó de calles y casas que no lograron resistir la crecida del río. Nuevamente, la falta de prevención y atención oportuna masificaron la tragedia.

El huracán tocó tierra el martes 21 de agosto en la madrugada, tras haber provocado destrozos en Jamaica y otras islas del Caribe, donde alcanzó la categoría 5, la más devastadora en desastres naturales. Sin embargo, al llegar al litoral mexicano Dean comenzó a debilitarse hasta alcanzar la categoría 3, de acuerdo con Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos. Sin embargo, las lluvias que provocó el huracán causaron que los ríos se desbordaran e inundaran comunidades como la de Huitzitzilingo, Hidalgo.

En el pueblo de Sabancuy, María Hernández, 72 años, camina con una toalla en la cabeza afuera de su casa inundada tras la llegada del huracán Dean. (AP Photo/Gregory Bull)

Dean impactó ocho estados de la República Mexicana, rompiendo varias marcas en la estadística de desastres naturales, por ejemplo, es el segundo huracán en impactar con categoría 5 en la escala Saffir-Simpson desde el huracán Gilbert ocurrido en 1988. También superó en intensidad al ciclón Wilma, que tres años antes impactó las costas mexicanas.


[bullet]En los desastres de origen natural se registraron en promedio 2 mil 147 millones de dólares de pérdidas entre el año 2000 y el 2014.[/bullet]

Dean se convirtió también en el huracán de mayor recorrido proveniente del Atlántico que ha impactado a México desde 1851. Asimismo es considerado dentro de los cuatro ciclones más destructivos desde año 2000, sólo por debajo de Stan, Wilma e Isidore.

[video-caption] “Este municipio está ubicado dentro del cinturón de miseria de la zona central del país país, donde los caminos están quebrados y se forman corrientes por todas partes. Hace una semana recibió una tromba que ocasionó que varios ríos de la zona tuvieran una crecida repentina.” [/video-caption]

Por su categoría y trayectoria, antes de que alcanzara territorio nacional, se declararon en emergencia cerca de 450 municipios de los estados de Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Hidalgo y Puebla. De esos 450, 319 fueron declarados zona de desastre. Del total de municipios declarados en desastre, 17.4% presentaban un grado de marginación muy alto, 50% alto, 18.6% medio, 8.7% bajo y únicamente el 5.3% muy bajo. Es decir, que cerca del 70% de los municipios afectados por Dean presentaban un rezago considerable en la inclusión de servicios básicos como agua potable, energía eléctrica, drenaje, etc.

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Gente cruza en un bote después de que se colapsara un puente en las cercanías de Atoyac. Esto fue provocado por los huracanes Ingrid y Manuel, que llevaron a la muerte a cientos de personas. (AP Photo/Bernandino Hernandez)

La Pintada bajo el agua

En 2013 una tragedia cobró la vida de 78 personas en el pueblo de La Pintada en Atoyac, Guerrero. Las fuertes lluvias de la tormenta tropical “Manuel” provocaron el reblandecimiento de la tierra y posteriormente el deslave de un cerro que sepultó la mitad de las casas del pueblo. El jardín de niños, la iglesia y la escuela quedaron sepultadas bajo tierra, así como familias enteras que no lograron escapar de la catástrofe.

Debido a las condiciones geográficas del pueblo, que hacen difícil el acceso, la ayuda llegó tarde y era poca. Aún así las familias se reusaban a abandonar su hogares, las mujeres querían quedarse a cuidar de sus maridos que debían resguardar lo poco que salvaron en la tragedia. Solidaridad y organización comunitaria fueron claves para la superación de la tragedia.

[video-caption] “Cuando oímos el estruendo se oyó una especie como si viniera, como cuando echan un cuete ¡pum!, no más de repente, y yo me asomé de la casa cuando vi que venía la avalancha de tierra…” Don Chayo, damnificado de La Pintada. [/video-caption]

Atoyac deriva de los vocablos nahuas alt toyahul que significa “corriente de agua” o “lugar del río”. El terreno municipal se encuentra regado por los recursos hidrológicos siguientes: el río Atoyac principalmente, con un escurrimiento anual de 835.6 millones de metros cúbicos y una cuenca de captación de 914 de Kilómetros cuadrados cuya desembocadura se encuentra en el océano pacífico.

[bullet]600 personas habitaban la comunidad al momento del deslave.[/bullet]

También están entre los recursos del municipio, los ríos del Chiquito y la Pintada; Entre los arroyos están el Santiago, el Camarón, el Paraíso, las Delicias y otros. Atoyac es un municipio lleno de agua en el que sin duda la prevención es fundamental para evitar los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar.

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Vista aérea de la comunidad de San Jerónimo tras ser azotada por el huracán Manuel en el año 2013. (AP Photo/Eduardo Verdugo)

El dúo del desastre: Ingrid y Manuel

Sin embargo, no es fácil recuperar la normalidad, las pertenencias y la vida digna. El caos que pervive a los desastres naturales no siempre es atendido; pasan los meses, la ayuda no llega y el gobierno no resuelve. La gente espera, espera porque no quiere invertir lo poco que tiene en una casa en zona de riesgo de donde algún día serán evacuados, espera porque el gobierno les prometió casas, muebles, electrodomésticos… Así sucedió después de los ciclones tropicales, Ingrid y Manuel, en el año 2013.

En esta imagen de NOAA, aparece en el Golfo de Mexico el huracán Ingrid. Del lado del Pacífico vemos el huracán Manuel. (NOAA via AP)

La evaluación del impacto económico y social de los desastres plantea que fueron 20 entidades dañadas, 401 municipios declarados en desastre, acumulando alrededor de 900 mil personas afectadas directamente. Ambos huracanes son los más destructivos en la historia de México. De acuerdo con datos de la conagua, el periodo de retorno para las lluvias dejadas por el meteoro fue de mil años. Las proyecciones ascienden a 38 mil millones de pesos en daños y pérdidas, que representan el 63.7% de todas las computadas en el país en 2013.

[bullet]21 Estados de la República fueron afectados por Ingrid y Manuel en 2013, los más destructivos hasta esa fecha.[/bullet]

Guerrero fue el estado más afectado con más de 23 mil millones de pesos. En este estado se registraron 106 decesos a causa de Ingrid y Manuel. El costo total de la atención a damnificados y reparación de daños es de tres mil, cuarenta y un millones de dólares, sin embargo, hay todavía construcciones detenidas y gente sin casa, víctimas ahora de la corrupción y los malos manejos de los recursos.

[video-caption] “Han pasado dos años, ocho meses desde que Ingrid y Manuel asotaron Guerrero y dejaron a miles de personas sin casa. Las autoridades prometieron a las familias damnificadas nuevas vivendas en lugares seguros”, Denise Merker [/video-caption]

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Vista del río Sonora después de ser contaminado. (AP Photo/El Imparcial, Julian Ortega, File)

Un fideicomiso que no llega

Las deudas del gobierno con las víctimas de desastres se presentan no sólo en los casos de desastres naturales que, como dijimos, son en su mayoría impredecibles e incontrolables, sino también en desastres ambientales provocados por empresas privadas que contaminan el agua y la tierra sin reparar en el daño que causan en las comunidades.

Tal es el caso de los habitantes del margen del río Sonora que, a pesar de ser los beneficiaros directos del fideicomiso de dos mil millones de pesos que Grupo México otorgó para resarcir los daños provocados por la Minera Buenavista del Cobre, no han recibido lo que les corresponde. El gobierno, quien es el que administra el fideicomiso, ha hecho, de acuerdo a los habitantes, un mal manejo de los recursos, lo que se traduce en la ausencia de pagos para los afectados.

[video-caption] “No se ha cumplido con el resarcimiento de los daños en ningún aspecto. Si tenemos que ir a reclamar directamente a Grupo México lo vamos a hacer”, Patricia Velarde, Comité ciudadano fideicomiso Río Sonora [/video-caption]

Buenavista del Cobre es una operación minera que pertenece a Grupo México en Cananea, Sonora. En 2014, cuando ocurrieron los desastres, la operación generaba 9 mil empleos directos, y producía y exportaba 200 mil toneladas de cobre refinado. La derrama económica de la minera en la zona ascendía de 1,004 millones de pesos mensuales, y en ese entonces buscaba aumentar su producción a 510 mil toneladas al mes.


[bullet]Más de 22 mil afectados por el derrame de la minera Buena Vista del Cobre.[/bullet]

La mina de Cananea es la más antigua en operación en América del Norte, sus trabajos datan de 1899. La mina de cobre contiene los mayores yacimientos de cobre mineral de exportación en el mundo. En 1990, Grupo México la adquirió por 475 millones de pesos. Pero a pesar de toda la riqueza, ni el gobierno ni los empresarios han sido capaces de resarcir el daño generado en las comunidades tras la contaminación del agua y la tierra, y a dos años del derrame de tóxicos Grupo México permanece impune.

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Cientos de turistas se reúnen afuera de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana para ser evacuados en la base Pie de la Cuesta, cerca de Acapulco tras una tormenta tropical en el año 2013. (AP Photo/Eduardo Verdugo)

Responsabilidades gubernamentales

Las investigaciones de Punto de Partida demuestran que, en materia deprotección civil y reparación de daños tras desastres ambientales, México necesita una revisión profunda de políticas, normas y protocolos con el fin de lograr que la sociedad y las autoridades estén preparadas para anfrentar los riesgos y las consecuencias de lo inesperado.

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Un trueno cae sobre la Ciudad de Acapulco. (AP Photo/Bernandino Hernandez)

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