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Animales que trabajan como humanos

Estos perros borran fronteras entre hombres, animales y herramientas. ¿Qué pasa cuando el trabajo animal tiende a ser tan humanizado?

Trabajar como perro y servir como humano

Algo tienen en común una perra que camina por entre los escombros de un edificio derrumbado buscando sobrevivientes, una especializada en identificación de narcóticos y una que viaja al espacio exterior en una cápsula astronauta. Al hacer uso de sus capacidades naturales, guiadas por entrenamientos duros y especializados, las tres borran fronteras entre hombres, animales y herramientas. Su trabajo pertenece a una rara división: las capacidades del animal se convierten en fuerza de trabajo a partir del desarrollo de habilidades humanizantes.

Perros al rescate del hombre

A raíz del terremoto de 1985, se creó en México un programa de entrenamiento para perros rescatistas, auspiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México. A nivel mundial, la tradición de entrenar perros de rescate data de tiempos de la Primera Guerra Mundial y hay una institución encargada de regular este tipo de labor canina y otros asuntos relacionados con la crianza, llamada Federación Cinológica Internacional (fundada en 1911 por Alemania, Austria, Bélgica, Francia y Países Bajos). En su reglamento, se indican algunos factores para la evaluación del temperamento de un buen perro rescatista:

  • Confianza y comportamiento del perro con los extraños.
  • Confianza y comportamiento durante disturbios inesperados.
  • Capacidad de adaptación durante situaciones difíciles como ser largos períodos de trabajo, muchos perros trabajando simultáneamente, temperaturas y climas extremos, presencia de polvo y humo o fuertes y desagradables olores.
  • Deficiencias adicionales de temperamento como ser temor a las armas, nerviosismo y agresividad asociada, disposición agresiva, temor, etcétera.

‘Frida’ pertenece a la Unidad Canina de la Secretaría de Marina de México. (Notimex)

Como puede observarse, la cuestión fundamental es hacer que el perro sea lo más dócil y obediente frente a los humanos, pero también que conserve la capacidad de usar sus habilidades naturales al máximo.

Los perros también luchan contra el narco

En diciembre de 2016 la Policía Federal de México organizó la primera ceremonia de jubilación de oficiales caninos que cumplieron nueve años de trabajo al servicio del país. La mayoría de ellos trabajó dentro de programas e persecución de crimen organizado y venta de drogas. Varios fueron parte de las “herramientas” que Estados Unidos otorgó a México en el marco del Plan Mérida. Los oficiales retirados fueron:

  1. Claudia, de raza Cobrador de Labrador, con especialidad en detección de sustancias explosivas.
  2. Uva, de raza Pastor Belga Mallinois, con especialidad en detección de narcóticos, armas de fuego y papel moneda.
  3. Lucy II, de raza Cobrador de Labrador, con especialidad en detección de sustancias explosivas.
  4. Max, de raza Cobrador de Labrador, con especialidad en detección de narcóticos, armas de fuego y papel moneda.
  5. Pepe, de raza Cobrador de Labrador, con especialidad en detección de narcóticos, armas de fuego y papel moneda.
  6. Tito, de raza Cobrador de Labrador, con especialidad en detección de sustancias explosivas.
  7. Tokio, de raza Pastor Belga Malinois, con especialidad en detección de narcóticos, armas de fuego y papel moneda.
  8. Jerry I, de raza Pastor Belga Malinois, con especialidad en detección de narcóticos, armas de fuego y papel moneda.
  9. Rosty, de raza Cobrador de Labrador, con especialidad en detección de narcóticos, armas de fuego y papel moneda.

Cuando parte fundamental de las operaciones son realizadas por binomios caninos (compuestos por el perro y su amo), resalta la incorruptibilidad animal. De manera que estos perros no reciben el reconocimiento popular sólo por cumplir bien las tareas para las que fueron entrenados, sino también por perfeccionar el trabajo humano al sustraer algunos de sus vicios.

Perros jubilados (Segob)

Una perra astronauta con nervios de acero

El 3 de noviembre de 1957 Laika salió del planeta Tierra. Su viaje intergaláctico formaba parte de un programa de pruebas de sobrevivencia para astronautas: el gobierno soviético buscaba verificar si un ser vivo soportaba la experiencia de salir del planeta en una nave espacial. De acuerdo con los primeros reportes, la perra sobrevivió seis días, hasta que ante la carencia de oxígeno los científicos que dirigían su vuelo desde Rusia le aplicaron la eutanasia. En 2002 se supo que Laika murió a las seis horas de llegar al lugar más lejano que nadie había alcanzado hasta el momento por un aumento súbito de temperatura. De cualquier manera, desde el comienzo de la misión, se planeó que el viaje sería sólo de ida. Aún así pasaría a la historia como el primer ser vivo en orbitar la Tierra.

Laika tenía dos años de edad y pesaba alrededor de seis kilos cuando orbitó sobre la Tierra. Era una perra callejera, recogida de las calles de Moscú para hacer historia. Como parte de su preparación, había sido objeto de varias cirugías para atravesar su cuerpo con cables y circuitos que ayudaran a monitorear su estado de salud; en entrenamiento permanecía varios días encerrada en una pequeña caja, que simulaba la cápsula en la que viajaría.

5 de Noviembre de 1957: Laika en el Sputnik II. (Photo by Keystone/Getty Images)

El sacrificio de Laika sirvió al avance de la ciencia espacial y al desarrollo armamentista de Rusia durante la Guerra Fría. La seleccionó y entrenó el científico Oleg Gazenko, especialista en problemas médicos en condiciones extremas. Durante un tiempo este hombre trabajó para las fuerzas aéreas del ejército ruso, en misiones sobre desiertos y regiones polares. A partir de 1955, participó en investigaciones relacionadas con la carrera espacial. Él estuvo a cargo de la supervisión médica para el proyecto Sputnik 2, para el cual Laika fue elegida.

Al principio de las investigaciones, en Estados Unidos este tipo de experimentos se hacían con changos y ratones. Sin embargo, los rusos consideraron que los perros serían mejores candidatos para medir la seguridad de los viajes cósmicos. En primer lugar, los perros callejeros estarían más adaptados a contextos de alto estrés; en segundo, si eran hembras era más fácil controlar la disposición de excrementos y orina. El objetivo de los experimentos no sólo era medir las consecuencias físicas del viaje, sino también las psicológicas y emocionales.

1957: Un close-up de Laika. (Photo by Keystone/Getty Images)

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En otras palabras, estos perros deben ser los mejores de su especie y de la nuestra. Servir como objetos pero funcionar como humanos. Estas labores requieren que los animales no olviden ni oculten sus impulsos instintivos, sólo que los sometan a la voluntad de un amo. Una perra rescatista, oficial antidrogas o astronauta no sólo cumple una tarea que pone a prueba sus capacidades naturales, sino que también debe desarrollar cierta sensibilidad humana, ajena a su naturaleza. En este sentido, su labor es muy distinta a la de un caballo empleado como medio de transporte, que en última instancia, sigue funcionando como herramienta. En estos casos, ¿cuáles serían las fronteras entre la fuerza de trabajo de un humano y un animal?, ¿qué estamos haciendo con estos animales?, ¿cómo nos estamos relacionando con ellos?

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