Aspectos emocionales de las adicciones

CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 21, 2014.-La gente que abusa de las drogas, el alcohol o alguna actividad que practica de forma compulsiva, por lo general lo hacen como una manera de lidiar con experiencias, eventos o memorias que los abruman emocionalmente ya que no encuentran otra manera de enfrentarlos o acomodarlos internamente.

Hay quienes si tienen las habilidades necesarias para luchar con tales eventos, pero que se apoyan en cualquier tipo de adicción por su gratificación inmediata más que en enfrentar los asuntos directamente o porque su tolerancia a la frustración es tan baja que la adicción tapa la necesidad de espera o incertidumbre.

En general, los jóvenes son los más afectados por la drogadicción y empiezan a consumir drogas debido a una o varias causas como falta de asertividad social, inseguridad, baja autoestima, falta de verdaderos ideales, escaso o nulo proyecto de vida, curiosidad y búsqueda de nuevas emociones.

Química = emoción = realidad o viceversa = círculo vicioso

Podríamos decir que las adicciones son un círculo vicioso. Empiezan con algún evento o serie de eventos que llevan a la persona a tener emociones intensas con las que sienten que no pueden lidiar por sí mismos y comienzan a buscar un apoyo que los libere de ese dolor que experimentan, y lo encuentran en las sustancias químicas que a su vez desencadenan una serie de sucesos: dañan sus relaciones sociales y familiares, arriesgan o pierden su trabajo y alejan a la gente más cercana entre muchas otras consecuencias.

Estos acontecimientos generan más estrés y sufrimiento que a su vez son una adicción, porque se vuelven adictos a esas emociones y buscan una vez más el alivio en las drogas o en cualquier tipo de acción que los libere, y todo se vuelve un círculo del que no pueden salir ya que llega un punto en el que el cerebro está contando con que la persona le va a proveer los químicos de las drogas necesarios para funcionar, por lo tanto deja de producirlos.

Es un patrón de conducta que se vuelve parte del funcionamiento de la persona hasta el punto en el que ya no sabe de qué otra manera actuar e incluso de qué otra manera vivir.

Todos tenemos ciertos patrones de conducta y nos apoyamos en diferentes cosas para salir adelante en tiempos difíciles, pero en el caso de las adicciones, estos patrones son desadaptativos y dañinos tanto para la persona como para su entorno.

Muchas personas y familiares culpan a los adictos por todo el mal que ocasionan en su vida y en la de sus familias, pero la realidad es que aunque en un principio el experimentar con drogas es decisión de la persona, comúnmente el resto del entorno se vuelve codependiente ya que con sus actitudes de sobreprotección ocasionan que la adicción siga y se perpetúe desde el momento que por miedo a que el adicto sufra más, piensan que deben tolerar todo e incluso ser muy condescendientes con él para que no huya o haga más de lo mismo: consumir. Obviamente el adicto no solo seguirá consumiendo sino que lo hará más seguido y en mayor cantidad, convirtiéndose nuevamente en un círculo vicioso.

Los pensamientos producen emociones, las emociones producen pensamientos y la bioquímica va de acuerdo a la información que le das, por lo tanto vas creando una identidad de acuerdo a tus pensamientos y emociones, ¡el cuerpo se vuelve mente!

Te puedes volver adicto a tus mismos pensamientos que pueden hacerte enfermar.

Creyendo que el placer está afuera y no en tu propia mente, en ese silencio de tu propia mente:

• Una nueva personalidad crea una nueva realidad.

• Una nueva experiencia crea una nueva emoción y las emociones son adictivas, por ejemplo, si te sientes un perdedor, te vives como un perdedor.

LLH